En gran parte al ambiente del NEA, se presentan suelos de media-baja aptitud agrícola y clima subtropical. Las precipitaciones anuales medias varían de 800 mm al occidente sub-húmedo (NE de Santiago del Estero, NO de Chaco, NO de Santa Fe) hasta 1400 mm al oriente húmedo (Formosa, Misiones, Corrientes, SE de Chaco y NE de Santa Fe). El 80% de las precipitaciones se producen entre octubre y abril. En estos ambientes predominan las fechas de siembra tardías (diciembre- enero). Fecha con menor potencial de rendimiento respecto a las fechas tempranas, pero de mayor estabilidad. Esto es debido a la mayor disponibilidad hídrica y baja probabilidad de estrés térmico durante el período crítico del cultivo, en fechas tardías.
Este cultivo es apreciado porque contribuye a disminuir la erosión hídrica y eólica de los suelos y por incrementar la fertilidad físico-química, que actualmente se encuentra disminuida. No obstante, debido a la escasa reposición de nutrientes vía fertilizantes, se generan balances negativos sucesivos. Si bien se realizan análisis de suelos en su parte química, la ausencia de métodos validados de diagnóstico y recomendación de fertilizantes es una limitante en el manejo nutricional del maíz en la región.
Determinaciones de suelos realizadas en el norte de Santa Fe, NE de Santiago del Estero, sur de Chaco y Corrientes (APPA, 2010; APPA, 2011; Tomei et al., 2006) indican que ambas zonas presentan bajos contenidos de materia orgánica del suelo, siendo menores en la zona húmeda de Santa Fe y Corrientes (Tabla 1).
Tabla 1: Contenidos de materia orgánica y fósforo disponible en el horizonte superficial (0-20 cm) de suelos del NEA.
Al usar nitrógeno (N) como fertilizante en maíces de primera, se han reportado importantes incrementos de rendimiento en ambas zonas, con respuestas a la aplicación de dosis optimas que varían entre 27 y 130 kg Grano/kgN. En la región húmeda, una experiencia reciente sobre maíz de segunda significó respuestas de 13 kg Grano/KgN. (Grafico 1). En este caso, la aplicación de N también generó aumentos del contenido de proteína de grano, un aspecto importante que determina el interés de la industria (Grafico 2).
Por otra parte, la disponibilidad de fósforo (P) presenta valores de suficiencia en la zona sub-húmeda y bajos en la húmeda (Tabla 1), indicando la necesidad de uso de complementos nutricionales en esta última. Las diferencias se deben al origen de los minerales que componen los suelos. Los incrementos del rendimiento por aplicación de fósforo varían entre 0 y 15 kg Grano / kg de fósforoy dependen de cultivos antecesores y la historia de fertilización. Se destaca la falta de información respecto de la fertilización con este nutriente en maíz.
Algunos suelos de la provincia de Corrientes presentan contenidos insuficientes de potasio (K) para cubrir la demanda del cultivo de maíz, deprimiendo el rendimiento. Existen métodos de recomendación validados para fertilizar con este elemento, cuando los valores de k son menores a 0.08 meq/100 gr, se han registrado incrementos de rendimiento de 70 a 150 kg Grano / kg de K.
En el norte de Santa Fe se realizan secuencias girasol-maíz o trigo-maíz que generan alta demanda de nutrientes y de agua del suelo. En ocasiones, los déficits hídricos pueden neutralizar los incrementos de rendimiento buscados con la fertilización correspondiente. Experiencias de lotes suplementados con riego y fertilizantes han alcanzado 12.000 kg ha-1 de rendimiento. Por lo cual el riego suplementario está siendo considerado, se han incrementado las inversiones en obras de riego individuales mediante perforaciones y se encaminan obras de riego colectivo con agua del río Paraná.
Los desafíos productivos y ambientales para el maíz del NEA están dados. Algunos de ellos son: el incremento de la superficie sembrada, el uso de tecnologías de agricultura de precisión, la producción bajo riego, el uso de maíz para etanol y alimentos balanceados, entre otros. Estos planteos dan un rol importante a la nutrición del cultivo, por lo que se requieren validaciones de métodos de diagnóstico de necesidades de complementos con macro y micronutrientes, de técnicas de fertilización y corrección de niveles críticos en el suelo que deberemos considerar a corto y mediano plazo en los sistemas agrícolas.
Grafico 1: Efecto de la fertilización nitrogenada sobre el rendimiento de de maíz de segunda en zona húmeda del NEA (Reconquista).
Gráfico 2: Efecto de la fertilización nitrogenada sobre la proteína de granos de maíz de segunda en zona húmeda del NEA (Reconquista)
Para más información:
Área de investigación en Producción Vegetal. EEA Reconquista. CERSAN- INTA.