La cría se inició en febrero de 2008 mediante larvas y adultos recolectados por la EEA INTA Reconquista, de campos ubicados en Florencia (Santa Fe). Luego de varios ajustes metodológicos se logró estabilizar la cría, lo cual facilitó avanzar en las investigaciones comprendidas en distintos proyectos (INTA, PICT, CVT Provincias).
“En nuestro país el picudo fue detectado por primera vez en Puerto Iguazú (Misiones) en abril de 1993 y, demostrando su gran poder invasivo, se lo encuentra actualmente en el centro norte de Santa Fe, poniendo de manifiesto la dificultad para su control”, explica Roberto Lecuona, director de IMyZA.
Durante el transcurso del año 2013 Roberto Lecuona y su equipo capacitó a colegas de la EEA INTA Roque Sáenz Peña, en lo que respecta a la confección de la dieta artificial y al manejo de las crías en laboratorio, por lo que actualmente dicha experimental puede criar en sus laboratorios a esta plaga, facilitando de esta manera las I+D regionales.
El área algodonera argentina se encuentra localizada principalmente en la región del Noreste (NEA), en las provincias de Formosa, Chaco, Corrientes, Santa Fe y áreas de Santiago del Estero.
Esta región se caracteriza por tener un 60% de explotaciones minifundistas y en consecuencia, dicho cultivo tiene una importancia relevante tanto en los aspectos económicos como sociales. Sin embargo, este cultivo ha ido extendiendo su área de siembra, llegando también a las provincias de Entre Ríos, Córdoba, San Luis y Salta.
Las pérdidas de rendimiento del cultivo se estiman entre un 10% hasta 70% según los años y las zonas. Las aplicaciones tempranas de plaguicidas sintéticos provocarían la disminución de la fauna benéfica que, a su vez, regula la dinámica poblacional de otras plagas durante el período intermedio del cultivo. A los costos para controlar al picudo, se agregarían gastos adicionales para el control de otras plagas reguladas por los enemigos naturales.
Lecuona afirma “los aportes que realizamos desde el Instituto brindaron a investigadores de otras regionales del INTA una metodología de cría que contribuye al desarrollo de una estrategia de Manejo Integrado de Plagas (MIP), donde distintas tácticas de control se armonizan para lograr la reducción poblacional esperada e impedir el avance hacia regiones aún libres de la plaga”.
Para ser más eficientes en el desarrollo de algunas tácticas de control, como el uso de entomopatógenos, la selección de cultivares, estrategias moleculares, etcétera, es conveniente disponer de picudos sanos en tiempo y forma, esto quiere decir que es necesario tener una cría de laboratorio de esta plaga para poder diseñar los ensayos correspondientes, tanto en laboratorio como en parcelas experimentales.
“En consecuencia y haciendo un juego de palabras, para no tener picudos en el campo hay que tener picudos en el laboratorio”, concluye Lecuona.