Desde la campaña 2005/06 investigadores del Área Producción de Cereales de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Nacional de Río Cuarto se propusieron investigar y diseñar ensayos a campo con el fin de explorar la potencialidad de rendimiento del cultivo de maíz en la región. En total se han realizado un total de ocho experimentos a campo, hasta la campaña 2012/13.
Cabe destacar que el rendimiento potencial de maíz es aquel que puede obtenerse en condiciones óptimas para su crecimiento y desarrollo, sin considerarse limitaciones hídricas, ni nutricionales y en ausencia de factores reductores de la producción. En ese marco, los resultados obtenidos permiten establecer que el rendimiento potencial promedio de este cultivo en el sur de Córdoba es de 18,66 t/ha, con un mínimo de 16,3 y un máximo de 22,37 t/ha. La eficiencia en el uso del agua promedio (riego + precipitación) fue de 22,14 kg grano/mm.
Además, durante la experiencia se han definido estrategias de manejo tendientes a la obtención de elevadas producciones de granos, como fecha de siembra –entre el 1ro. y el 5 de octubre–, adecuado calendario de riego, fertilización balanceada tendiente a la reposición de N (nitrógeno)P (fósforo)S (azufre)Zn (zinc), elevada densidad de siembra (120.000 plantas/ha), elección de híbridos adaptados a manejos de alta producción y control fitosanitario durante todo el ciclo del cultivo.
En este sentido, el manejo nutricional de un planteo de alta producción debe acompañar los altos requerimientos del cultivo. Para el caso del fósforo, en todos los ensayos a campo se aplicó dosis de reposición para un rendimiento objetivo de 20 t/ha. Además, se debe tener en cuenta que la nutrición debe ser balanceada, evitando generar deficiencias de nutrientes por manejo. Un claro ejemplo de esto es la acción antagónica del fósforo con el zinc. Al aplicar grandes cantidades de P se produce antagonismo con este nutriente que puede generar deficiencias inducidas. No obstante estas interferencias nutricionales, se ha establecido para el Sur de Córdoba, la necesidad de aplicar Zn a razón de 1,5 kg/ha según análisis de suelo, recordando el umbral de 1ppm (extractante DTPA).
En relación al manejo del N, se debe considerar que un aumento en la densidad de siembra implica una mayor demanda nutricional y que en la medida en que se aumente la densidad se deberá incrementar la provisión de N: en diferentes híbridos se encontró una interacción entre la densidad y la dosis de N. La dosis debería ser optimizada haciendo aplicaciones a partir de V6 y en estadios más avanzados mediante fertirriego, para asegurar una buena provisión de N incluso durante el llenado de grano. A su vez, estas dosis deben ser acompañadas por aportes de S, dado el sinergismo encontrado entre estos dos nutrientes.
Las dosis de nutrientes aplicadas durante el desarrollo de estos experimentos oscilaron entre 300 a 500 kg/ha de N, 70 a 100 kg/ha de S, 0,4 a 1,5 kg/ha de Zn y de 80 a 100 kg/ha de P.
La elección de la fecha de siembra es uno de los parámetros más importantes a la hora de explorar rendimientos potenciales. El objetivo principal debe ser ubicar el período crítico del cultivo en el momento de mayor oferta de radiación solar y a que tiene un importante impacto en el rendimiento. Para la zona de Río Cuarto esa fecha óptima de siembra se ubica hacia fines de septiembre y primera semana de octubre, llevando de esta forma el periodo crítico del cultivo entre el 15 de diciembre y el 15 de enero.
Estas y otras investigaciones pueden consultarse en el sitio oficial del Departamento de Producción Vegetal de la UNRC: www.produccionvegetalunrc.org
Fuente: La Nación