“En este proyecto del INTA lo que estamos haciendo es evaluar el efecto de la liberación de estos enemigos naturales que criamos en laboratorio y después incrementar y hacer liberaciones para el control de la plaga”, indicó el doctor.
“La idea es hacer un protocolo de liberación para el control de trips para saber qué cantidad de huevos, adultos y larvas utilizar. Lo ideal sería liberar los adultos porque son los que pueden volar y se pueden esparcir en los cultivos”, agregó.
De acuerdo a lo señalado por Kirschbaum, el proyecto se ha llevado a cabo en parcelas confinadas para determinar de manera más precisa la capacidad depredadora de los insectos sobre la plaga y así poder definir qué cantidad de adultos de crisopas se necesitan por hectárea. La idea es que “eso se transforme en un producto que pueda ser tomado por una empresa para hacerlo en forma comercial o que el mismo Estado se encargue de multiplicarlo y entregárselo a pequeños productores que no tienen capital para comprar insumos, de manera que implementen ellos mismos el control biológico”.
De esta manera, el proyecto se está desarrollando en la estación experimental del INTA Famaillá y en laboratorio, dejando el trabajo directo con los productores para más adelante, cuando la investigación esté más avanzada.
“El protocolo ya lo tenemos hecho y lo que nos falta son un par de años más para llevarlo al campo en distintas situaciones para recién aplicarlo con productores o en campos comerciales”.
“Primero queremos establecer bien la cantidad de enemigos naturales que necesitamos para controlar los distintos niveles y daños de trips… Esperamos tener el 2015 un paquete para ofrecerle a alguna empresa o al mismo Estado si necesitan hacerlo en forma masiva”, finalizó.