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Respuesta a la fertilización en diferentes grupos de madurez de Soja

Tradicionalmente, se asocia la respuesta a la fertilización de la soja con el nivel de fósforo disponible, el contenido de materia orgánica o el de azufre extractable. Sin embargo, pocas veces se asocia la respuesta a la fertilización al escenario climático, a la calidad del ambiente medido por sus atributos físicos y biológicos del suelo que conforman el potencial de rendimiento del lote. Tampoco se ha estudiado en detalle la interacción entre la respuesta a la fertilización con algunos aspectos del manejo del cultivo, tales como el grupo de madurez (GM), el distanciamiento entre hileras o la fecha de siembra. Generar este conocimiento es relevante dado que por razones económicas y ambientales la fertilización debería ser dirigida a aquellos ambientes y situaciones productivas con mayor probabilidad de respuesta.
 
La respuesta a la fertilización de la soja con fósforo, azufre y micronutrientes difiere entre años favorables y desfavorables, así también como entre distintos grupos de madurez, lo que limita la posibilidad de establecer recomendaciones generales. Por esto se diseñó este ensayo, que se condujo durante tres años, cuyo objetivo fue evaluar las diferentes respuestas a la fertilización de soja según el año y las variedades de cada grupo de madurez utilizado.


Materiales y métodos
Se realizaron tres ensayos en la estación experimental del INTA en Pergamino desde 2010 al 2013. La combinación de factores de clima, suelo y manejo fue muy diferente en los tres escenarios sitio-año (Tabla 1) a pesar de sembrarse casi el mismo día en los tres años (22 al 25 de noviembre), la distribución de períodos de excesos y escaseces hídricas fue variable (Figura 1). El espaciamiento entre hileras y la población final fue diferente también entre los años (32, 40 y 52 cm y 42, 37 y 40 pl/ha respectivamente desde 2010 al 2013.

Los tratamientos fueron cinco grupos de madurez: 1) III Corto, 2) III Largo, 3) IV Corto, 4) IV Largo y 5) V Corto. Todos ellos, repetidos en tres bloques, recibieron cinco tratamientos fertilizantes: 1) 20 kg de P2O5 /ha como superfosfato triple, 2) 18 kg de S /ha como yeso, 3) los dos anteriores combinados, 4) los dos anteriores combinados más 0.7 y 0.1 kg de Zn y B respectivamente por hectárea. Además se incluyo un testigo sin fertilización (5) en cada bloque.


Resultados y discusión
Las condiciones ambientales fueron diferentes entre campañas. Las dos primeras se desarrollaron en un contexto ajustado de humedad. En el primer año el período de mayor sequía fue menos pronunciado y anticipado a diciembre, permitiendo una mejor recuperación del cultivo (Figura 1). En la campaña 2011/12, las precipitaciones fueron abundantes, con un déficit durante el mes de enero, y en la última (2012/13) también fueron de abundantes lluvias pero sin déficit hídrico durante el ciclo.

 

Tabla 1. Análisis de suelo al momento de la siembra para las localidades de ensayo (0-20 cm).

 

Figura 1. Precipitaciones, evapotranspiración y balance hídrico cada 10 días. Totales por campaña. 2010/11: Precipitaciones: 582 mm. Déficit: 91 mm. b) 2011/12:Precipitaciones 562 mm. Déficit 157 mm. c) 2012/13:Precipitaciones 495 mm. Déficit: 0 mm.

 

Figura 2. Rendimientos de grano según año. Cada año representa un efecto de año climático, sitio, nivel inicial de nutrientes y distanciamiento entre hileras. Letras distintas sobre las columnas representan diferencias estadísticamente significativas entre tratamientos, y las barras indican la desviación estándar de la media.

Como resultado de tan diferentes escenarios climáticos, los rendimientos  fueron  significativamente  diferentes. Así, el primer año mostró los rendimientos más elevados, ya que el déficit estuvo limitado a la etapa vegetativa inicial, mientras que el déficit del 2do año fue en etapas reproductivas impactando más severamente en los rindes de grano. El 3er año pese a no haber déficit hídrico, el volumen de precipitaciones fue menor al del 1er año resultando en un rinde menor al logrado en este.

 


Figura 3. Rendimientos según la fertilización para cada año promedio de todos los grupos de madurez. Dentro de cada año, letras distintassobre las columnas representan diferencias entre tratamientos. Las barras de error indican la desviación estándar de la media.

 

Figura 4. Rendimientos por grupo de maduración, promedio de tres años y niveles de fertilización. Letras distintas sobre las columnas representan diferencias entre tratamientos y las barras la desviación estándar de la media.

En cada ensayo de cada año hubo diferencias significativas de rendimientos por la fertilización y entre los grupos de madurez. En dos de los tres ensayos (2do y 3ro) la respuesta a la fertilización fue indiferente al grupo de madurez (Figura 3). Teniendo en cuenta los resultados de este grupo de experimentos, se podrían diseñar estrategias comunes de recomendación de fertilización para distintos grupos y variedades.

La  figura  4  muestra  los  resultados  promedio  de  años  y  tratamientos de fertilización de los distintos grupos de madurez. Las variedades del grupo IIIc tuvieron baja performance, tanto en años climáticamente favorable como desfavorables, evidenciando menor adaptación y estabilidad. Se destacan por su superioridad las del grupo III L y IV c, mientras que las de los grupos IV L y V c están en un escalón inferior.

 

Figura 5. Rendimientos de la interacción entre grupo de madurez y niveles de fertilización en Soja en la campaña 2010/11. El cuadro sobre la figura muestra la respuesta promedio a la fertilización para cada grupo de madurez y debajo, la respuesta media de todas las variedades.

 

Figura 6. Rendimientos medios de a) cinco GM y b) cuatro tratamientos de fertilización. Pergamino, campaña 2010/11. Letras distintas representan diferencias significativas entre tratamientos y las barras la desviación estándar de la media.

En el primer ensayo (2010). La respuesta a la fertilización, considerando el promedio de todos los tratamientos fertilizados contra el testigo fue de 380 kg/ha (Figura 5). El grupo IVc fue el de mayor rendimiento; siguiéndole el III L pero sin diferencias estadísticas entre sí. El grupo de menor rendimiento fue el Vc (Figura 6.a). Ante un ambiente suelo-clima-fecha de siembra favorable, las variedades de los grupos cortos superaron a las de grupos más largos, a lo que se suma que estos últimos registraron un alto grado de vuelco, sometiendo a las plantas a sombreo y enfermedades. La respuesta a la fertilización fue muy contrastante entre los grupos de madurez, donde los grupos IIIc, IVc y Vc presentaron alta respuesta, intermedia en IVL y prácticamente nula en IIIL.

 

Figura 7. Rendimientos de la interacción entre grupos de madures y niveles de fertilización en soja en la campaña 2011/12. El cuadro sobre la figura muestra la respuesta media a la fertilización según grupo de madurez, y debajo la respuesta media de todas las variedades.

Figura 8. Rendimientos medios de a) cinco grupos de madurez y b) cuatro tratamientos de fertilización en la campaña 2011/12.

En 2011, la respuesta media a la fertilización fue parecida a la del año anterior, 347 kg/ha pero más uniforme que esta (Figura 7), caracterizada por una alta respuesta al P y a los micronutrientes, pero negativa al S (Figura 8.b). Los resultados de este experimento confirman que P es el elemento más importante para Soja en nuestra región. El grupo de mejor performance fue el III L, sin diferencias significativas con el IVc. Luego siguen los Vc y IVL, también sin diferencias entre sí, y por último el IIIc (Figura 8.a).

 

Figura 9. Rendimientos de soja por grupo de madurez y fertilización en 2012/13. El cuadro sobre la figura muestra la respuesta promedio a la fertilización para todos los grupos y debajo, la respuesta promedio de todas los grupos de madurez.

 

Figura 10. Rendimientos promedios de a) Grupos de madurez y b) tratamientos de fertilización en la campaña 2012/13.

Finalmente, en 2012 se obtuvo la mayor respuesta a la fertilización, 1043 kg/ha (Figura 9), con una alta respuesta al P y al S, probablemente por ser un año mas húmedo. El grupo de madurez de mayor rendimiento fue el Vc, seguido por IVL y IVc, sin diferencias significativas entre ellos (Figura 10.a).

 

Conclusiones
La interacción entre grupo de madurez y fertilización fue importante solo el primer año, pero no el segundo ni el tercero. Se propone como tendencia un efecto aditivo de fertilización y grupo de madurez, es decir: la respuesta a la fertilización seria independiente del grupo de madurez. Por otra parte, las respuestas a fertilización variaron según el año.

Las tres campañas evaluadas mostraron una consistente respuesta a P aún con niveles medios en los suelos, y respuestas diferentes al azufre y a los micronutrientes según el año. El tratamiento con micronutrientes no superó los rendimientos con dosis iguales de P y S, pero superó al que solo se aplicó P, además del testigo.

El año, la fertilización y el grupo de madurez afectaron significativamente los rendimientos. El 2010 (nivel medio de fertilidad en suelo, precipitaciones con ligero déficit, espaciamiento a 0,32 cm) fue el año de mayor productividad. Los grupos de maduración IVc y IIIL, para las fechas de siembra de estos experimentos superaron significativamente al resto.

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