La Argentina posee en la actualidad una superficie de 3.500.000 hectáreas de alfalfa. Este cultivo es fundamental para la alimentación del rodeo, al momento de planificar las reservas para los instantes críticos climáticos.
Estos insectos, en elevadas densidades durante la etapa implantación, producen pérdida de vigor en plántulas y retrasos en el desarrollo de la pastura.
Si bien las condiciones predisponentes para su desarrollo son períodos de sequía, se observan a campo poblaciones en primavera y veranos húmedos.
Un informe del INTA asegura que entre sus características morfológicas, los trips son insectos muy pequeños, que miden aproximadamente 0,2 mm de ancho y 1-1,5 mm de largo, poseen alas finas y plumosas de apariencia general pardo-negruzca. El aparato bucal tiene estiletes con los que perforan y desgarran los tejidos vegetales para alimentarse.
En observaciones a campo, la apariencia del adulto es la de un insecto pequeño de color negro, mientras que en sus estados inmaduros, quienes no tienen alas presentan una coloración más clara. La hembra encastra el huevo dentro de la nervadura de los foliolos; éstos son muy pequeños (menores a 0,5 mm) y tienen forma aporotada.
Los daños responden a la característica general de los trips, debido a la particularidad de su aparato bucal. Éste consta de estiletes que los utilizan para raspar el tejido epitelial, haciendo aflorar jugos del vegetal que posteriormente succionan para alimentarse. Como consecuencia de esto se producen finas cicatrices blanquecinas, que al aumentar en cantidad hacen variar el color de los folíolos y/o cotiledones del verde al plomizo, ceniciento o plateado.
Además de las características tanto del insecto como de las plántulas dañadas, la identificación de la gravedad del daño se complementa al detectar la pérdida de vigor y detención del crecimiento en las plántulas, lo que permite reflejar en general que el cultivo “no progresa”.
Cuando los cultivos no son adecuadamente monitoreados en la etapa de emergencia, la evidencia de problemas en la implantación de los mismos debido a elevadas poblaciones de trips, normalmente es adjudicable a otros factores, como calidad de semilla, tipo de suelo o falla de sembradora.
Durante el verano, las infestaciones de trips suelen alcanzar altas densidades en el cultivo de soja, con predominio de ninfas. Estas poblaciones migran luego a otros cultivos, como la alfalfa.