Requerimientos nutricionales
Como es una especie que produce granos con un alto valor proteico (20 al 24 %), es exigente en nitrógeno (N) requiriendo 42 kg de N por tonelada producida. Las necesidades nutricionales de la arveja en cuanto a fósforo y otros nutrientes es similar a la de la del girasol con 5 kg de P, 24 kg de K y 2 kg de S por tonelada de grano.
El uso de inoculantes conteniendo Bradyrhizobium leguminosarum y la fertilización con fósforo, azufre y otros nutrientes es relativamente reciente, y algunos trabajos reproducen criterios y umbrales similares a otras leguminosas como la soja. Por otra parte, las leguminosas suelen ser cultivos sensibles a la aplicación de fertilizantes en línea de siembra, los cuales retrasan la emergencia, disminuyen el stand de plantas y perjudican el establecimiento de nódulos. Las experiencias que se están realizando en la región tienen la finalidad de aportar conocimientos básicos del manejo de las prácticas agronómicas conducentes a la buena nutrición para altos rendimientos, que incluyen al manejo de la inoculación, la fertilización y prácticas relacionadas.
Específicamente en este artículo se mostrarán los resultados del efecto aditivo de diferentes tecnologías de nutrición –P, S, hormonas y micronutrientes- sobre la nodulación, crecimiento y rendimiento del cultivo. También se evaluaron los resultados de la aplicación de dosis crecientes de fosfato monoamónico (11-52-0) sobre la emergencia y rendimiento
Cómo se realizaron las experiencias
Durante la campaña 2012/13, se condujeron ensayos de campo en la EEA INTA Pergamino, en un suelo sin antecedentes de legumbres. Los ensayos se sembraron el día 25 de Julio, en siembra directa a hileras a 0,20 m a una población objetivo de 120 pl/m². Se utilizó la variedad Viper, de porte semierecto y grano verde y liso. Durante el ciclo de cultivo se realizaron 2 tratamientos fungicidas, junto al control de pulgón y oruga bolillera. El diseño de los ensayos fue en bloques completos al azar con tres repeticiones. Por su parte, el suelo del experimento es de baja fertilidad, con un pH de 5.7, 2,2 % de MO, 10 ppm de P-Bray, y 1,3 ppm de S-SO4.
Tabla 1. Ensayo A: Tratamientos de nutrición aditiva evaluando inoculación, fertilización fósforo azufrada, micronutrientes y hormonas. Pergamino, año 2012
Se realizaron dos experiencias, en la primera (A) se comparó la respuesta a la inclusión creciente aditiva de nutrientes con un testigo sin ningún agregado (Tabla 1). La segunda experiencia (B) fue de respuesta al P, con cinco dosis crecientes de fosfato monoamónico, (0 a 104 kg P2O5/ha) en la línea de siembra.
Se recontaron plantas en dos sectores por parcelas, de dos surcos por 2 m de longitud c/u. Se realizaron evaluaciones de verdor con el clorofilómetro Spad y de nodulación sobre 10 plantas por parcela, dos semanas después de las aplicaciones foliares.
La recolección se realizó con una cosechadora experimental a la madurez comercial. Sobre una muestra de cosecha se determinaron los componentes del rendimiento, número (NG) y peso (PG) de los granos.
Resultados y discusión
Condiciones ambientales
A la siembra, el perfil se encontraba medianamente cargado, con 90 mm de agua útil a 140 cm de profundidad. Las precipitaciones a partir de Agosto fueron excesivas para un cultivo que sólo requiere entre 300 y 350 mm como uso consuntivo de todo su ciclo. La abundancia de días nublados, baja insolación, alta humedad relativa y un perfil saturado de humedad, sin dudas perjudicaron su producción. No obstante, la elección de un sitio experimental alto y con pendiente posibilitó obtener un rendimiento aceptable.
Resultados de los experimentos
En la Tabla 2 se presentan variables relacionadas con el crecimiento y la producción del cultivo y en la figura 1 se graficaron los rendimientos de grano. Los rendimientos fueron aceptables a pesar de la condición ambiental desfavorable. Por otra parte, la arveja mostró una buena sensibilidad y respuesta a las tecnologías, variando sus rendimientos entre 958 y 1865 kg/ha según los insumos aplicados sobre el cultivo. Se determinaron diferencias significativas en número de plantas emergidas, rendimiento y número de granos (Tabla 2). Sobre los rendimientos, el tratamiento de mayor impacto fue la inoculación, a causa de la ausencia de antecedentes del cultivo en la historia reciente del lote. Esta práctica mejoró notablemente la intensidad de verde (Unidades Spad), el vigor, así como también el número y peso de granos. No hubo efecto positivo del azufre (Figura 1). La fertilización fosforada de base fue una práctica muy relevante, y cuando estuvo acompañada del uso de Zn y B, o un grupo de hormonas junto a un fertilizante compuesto de macro y micronutrientes permitió superar al tratamiento solamente inoculado. (Figura 1).
Tabla 2. Plantas emergidas, Intensidad de verde por Spad, vigor de planta, nódulos por planta y rendimiento de grano de arveja. Tratamientos hormonales y de nutrición. Pergamino, campaña 2012/13.
Tabla 3. Plantas emergidas, Intensidad de verde por Spad, vigor de planta, nódulos por planta, rendimiento de grano y sus componentes en arveja. Tratamientos de nutrición. Pergamino, campaña 2011/12.
Figura 1. Rendimiento de arveja según tratamientos aditivos de nutrición empleando inoculantes, fósforo, azufre, micronutrientes y hormonas. Pergamino, campaña 2012
En la Tabla 3 se presentan variables relacionadas con el crecimiento y la producción del cultivo. En este segundo ensayo los rendimientos fueron igualmente elevados, alcanzando un piso mayor que en el ensayo A, puesto que todos los tratamientos fueron inoculados. El rango de producción abarcó entre 1529 y 2189 kg/ha (Tabla 3). Se determinaron diferencias significativas en emergencia, rendimientos y NG (P<0,05). En el experimento, la arveja se mostró como un cultivo sensible a este fertilizante en la línea, bajando considerablemente su stand en dosis superiores a 50 kg de fosfato monoamónico MAP, que equivale a unos 5.5 kg N/ha, de acuerdo con una función de pérdidas decreciente que tendió a estabilizarse en 150 kg de fosfato monoamónico por hectárea, equivalente a 16.5 kg de N/ha (Figura 4). En esta dosis, el número de plantas emergidas fue inferior a la mitad de las obtenidas en el testigo (Tabla 3).
Cuando un tratamiento resulta en pérdidas de plantas emergidas, las plantas remanentes aumentan su producción individual y tienden así a compensar el faltante. Esto es especialmente válido cuando la disminución en el stand se produce por fertilizar un lote de escaso nivel nutricional. Aún con menor número de plantas, los tratamientos que recibieron entre 100 y 200 kg FMA /ha alcanzaron el rendimiento máximo, sin diferencias entre sí (Figura 3). El tratamiento de 52 kg de fosfato/ha se asocia al rendimiento máximo económico, a pesar de la reducción moderada en la emergencia (Figuras 2 y 3). No obstante, separar el fertilizante de la línea de siembra permitiría afianzar las ventajas de la fertilización sin soportar sus aspectos desfavorables. Si no se cuenta con esta posibilidad, al menos utilizar fuentes sin N, por ejemplo superfosfatos, lo que permitiría mitigar el efecto sobre la emergencia. Por el contrario, el contenido de humedad del suelo no constituyó un agravante, ya que se encontraba dentro del rango esperable en esa época del año.
Figura 2. Efecto del fertilizante fosfato monoamónico aplicado en línea de siembra del cultivo de arveja.
Figura 3. Respuesta de la arveja al fósforo. Pergamino, año 2012.
Conclusiones
El cultivo de arveja sostuvo rendimientos aceptables a pesar de un ambiente desfavorable originado principalmente a partir de precipitaciones excesivas durante la primavera.
En este contexto, respondió favorablemente a distintas variantes tecnológicas que mejoraron la nutrición, siendo la inoculación con bacterias fijadoras de N la práctica de mayor impacto.
La fertilización fosfatada del cultivo incrementó significativamente los rendimientos, no obstante se debería evitar su aplicación en la línea de siembra, y de no ser posible, ajustar la fuente y la dosis en niveles seguros para el cultivo, en vistas a la fuerte depresión de la emergencia que ocasionan.