Cargando...

Enfermedades: de cerca desde el inicio

De cara a la próxima siembra, el ingeniero Marcelo Carmona, fitopatólogo de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, subrayó la importancia del tratamiento de semillas para combatir los hongos patógenos.

 

Es que, según Carmona, “la aplicación de fungicidas en semilla es la única oportunidad para erradicar las enfermedades, ya que allí el patógeno se encuentra dormido y podemos controlarlo totalmente, siendo además un tratamiento menos tóxico y de bajo costo”. De este modo, desde el inicio “se protege a la plántula”, explicó.

 

En trigo, el objetivo principal del control químico “es evitar que los patógenos más importantes ingresen a través de la semilla”, a diferencia de maíz y soja, donde hay que pensar en otros aspectos, también, como los hongos de suelo.

 

Antes de la siembra “hay que hacer un análisis de semilla para saber qué y cuánta enfermedad tenemos”, indicó el ingeniero. Luego, en base a esos resultados, se debe elegir el fungicida apropiado y la dosis precisa. Uno de los puntos fundamentales a tener en cuenta a la hora de analizar el informe sanitario es “la presencia de manchas, porque son las enfermedades más difíciles de controlar en trigo”, señaló.

 

Posteriormente, es clave realizar un correcto tratamiento de las semillas: “No basta con saber que el producto es bueno; hay que saber aplicarlo”, agregó el especialista.

 

Otro ítem importante es revisar la historia del lote: el cultivo antecesor, los patógenos que tuvo y los que se encuentran presentes en el rastrojo. “Cuanto menor sea la cantidad de enfermedad con que arranca el cultivo, mayor será el control logrado por el fungicida; por eso es fundamental hacer rotación, ya que el monocultivo aumenta el inóculo”, explicó Carmona durante una reciente presentación de la empresa Nova.

 

Se debe tener en cuenta que “si en el rastrojo hay mancha amarilla, tarde o temprano la enfermedad pasará a la planta, aún cuando se logre retrasarla con la aplicación de curasemilla”, advirtió el fitopatólogo.

 

Una vez avanzado el cultivo, recomendó observar las plantas desde fin de macollaje o principios de encañazón, ya que en ese estadio -aunque ‘escondido’- comienza el período crítico. Es entonces cuando se deben detectar los síntomas para estimar la población de hongos. “Hay que monitorear para ver si se llegó al umbral de daño agronómico (UDA). Por caso, si de 10 plantas el 10% tiene roya, se debe aplicar fungicida desde comienzos de encañazón, esté presente o no la hoja bandera”, indicó el especialista.

Compartir: