En los últimos años, la torcaza se ha convertido en un verdadero problema para los agricultores de diversas zonas del país, al alimentarse de granos de sorgo y de girasol. A raíz de ello, se está comenzando a trabajar de manera integrada entre varias instituciones para enfrentar el problema y morigerar los daños.
Jaime Bernardos, especialista en Manejo de Vida Silvestre del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Anguil, habló en el día de campo organizado por la Chacra Experimental Integrada de Barrow de Tres Arroyos, donde presentó algunas experiencias y las estrategias para proteger los cultivos.
Diagnóstico
"Los daños por palomas en cultivos agrícolas se asocian con el crecimiento poblacional de esta especie, vinculado principalmente con el incremento del área cultivada y con la expansión de la frontera agrícola", comentó Bernardos.
El técnico coordina un proyecto nacional de monitoreo de la diversidad biológica de la región pampeana y, desde 2008, trabaja especialmente con la problemática de las palomas, en el marco de un proyecto regional de común acuerdo con la provincia de La Pampa. Además, participa de un incipiente Plan Nacional del INTA para enfrentar este problema.
"Hoy la agricultura le trae problemas a la misma agricultura", aseveró Bernardos. "Al correrse la frontera agrícola hacia zonas que antes eran netamente ganaderas, se generaron cambios que perjudicaron a diversas especies y favorecieron a algunas pocas, entre las cuales están las palomas, lo que se tradujo en una plaga para la agricultura", apuntó Bernardos.
La paloma tiene la capacidad de responder de manera muy directa al aumento de la oferta de alimentos. Por ello, "de reproducirse únicamente en la época primavero-estival, con una o dos crías por año, pasó a hacerlo en forma continua gracias a la importante oferta de grano", apuntó.
¿Qué razones determinaron la mayor presencia de palomas en determinadas zonas? Según el especialista, hay que ver de qué se alimenta y cuáles son sus hábitos de consumo. "Esta es una especie eminentemente granívora, y entre los cultivos habituales, los más apetecibles para ella son el sorgo y el girasol", aseveró.
Bernardos comentó que la torcaza también se alimenta de soja, "pero no logra comerla granada, porque carece de la capacidad de romper la chaucha para ingerir el grano. Sí tiene la capacidad de comer el grano en la tierra".
A diferencia de lo que ocurre con el girasol, los problemas detectados en soja se dan en el momento de la siembra, cuando el ave desentierra la semilla. En algunos casos, esto obligó a resembrar lotes, pero hasta ahora no hubo ataques durante la maduración. "El girasol, en cambio, es consumido en pie, cuando está en pleno proceso de secado", detalló. "El sorgo también es consumido en pie sin problemas", distinguió.
Según el especilista, los ataques más graves se observan en las provincias de Chaco, Santa Fe, Córdoba, San Luis, La Pampa, Buenos Aires y Río Negro.
