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Con la mira en los hongos de suelo

Están allí aunque no los veamos. Subsisten ocultos durante años al acecho de cualquier cultivo y pueden causar estragos. “Los hongos de suelo son el principal desafío de la agricultura en el presente y en el futuro”, dice, categórico, el fitopatólogo Marcelo Carmona, docente e investigador de la UBA, llamando a tomar conciencia sobre un problema que llegó para quedarse en los campos de América del Sur y del mundo.

Entre las principales géneros de hongos del suelo a los que hace alusión Carmona están: Sclerotinia, Sclerotium, Rhizoctonia, Fusarium, Pythium, Phytophthora y Macrophomina. Estos son muy difíciles de combatir y avanzan a paso firme bajo tierra, causando importantes pérdidas en todos los cultivos de las distintas regiones productivas del país. Las razones de su fortaleza son varias, destaca Carmona, ante la mirada atenta de un grupo de productores, en Piamonte, Santa Fe, quienes asistieron a jornada técnica sobre sanidad, organizada por la VMV Siembras. En primer lugar, esa fortaleza se debe a que estos patógenos son capaces de subsistir en el suelo a lo largo del tiempo -cualquiera sea la especie implantada- mediante estructuras de resistencia (clamidosporas, esclerocios). Carmona sigue y dice que “pueden resistir hasta por siete u ocho años”.

Además, estos microorganismos no se controlan con la alternancia de cultivos.

“Hagamos rotación o monocultivo, los hongos de suelo están siempre”, señala el especialista. Por caso, en las sojas sembradas después de maíz se registran mayores perjuicios por síndrome de muerte súbita (SMS), una enfermedad causada por cuatro especies del género Fusarium.

Por otra parte, Carmona advierte que no hay variedades de soja completamente resistentes a hongos de suelo. Y como si fuera poco, no hay productos para combatirlos. “El 95% de los fungicidas para soja que usa el productor se trasladan hacia arriba de la planta, vía xilema, siguiendo el flujo transpiratorio; no tenemos productos que se muevan por floema, es decir, que vayan hacia las raíces, que es lo que se necesitaría para tratar las enfermedades de suelo”, explica Carmona.

Los hongos de suelo son enemigos serios, por sus propias armas y porque los agricultores no tienen conciencia de su poder.

“Los daños y pérdidas que causan los patógenos de suelo no han sido estudiados suficientemente; la gente ve que mueren plantas pero no conoce la verdadera magnitud del problema”, cuenta el fitopatólogo de la UBA.

De acuerdo al especialista, en Santiago del Estero se observaron lotes infectados hasta en un 70% a 80% por Macrophomina. En investigaciones realizadas en Pergamino, los daños estimados en soja por SMS se ubicaron entre 10 y 20 qq/ha, mientras que la disminución del rendimiento de la oleaginosa documentada por el INTA Marcos Juárez fue del 47% en esa localidad, del 54% en Leones, y del 58% en Inriville (2010/11) por esta enfermedad.

Para solucionar este problema, Carmona recomienda hacer un manejo integrado. El control debe comenzar con la semilla; esto implica no solamente usar fungicidas convencionales sino también inductores de la resistencia.

“Nuestras experiencias son muy buenas con el uso de fosfitos y manganeso para el control de muerte súbita vía semilla”, indica. Dentro de las variedades disponibles, se deben elegir las que presenten el mejor comportamiento frente estas enfermedades. Asimismo, hay que cuantificar el inóculo del patógeno en suelo a través de un análisis y en función de eso planificar un manejo diferenciado por lote.

Usar productos foliares que se desplazan hacia la raíz, como los fosfitos, pueden colaborar, aunque se debe tener en cuenta que estos no sustituyen al fungicida sino que lo complementan. También se aconseja incorporar el control biológico y evitar lotes donde hubo maíz si se va a sembrar soja susceptible a SMS.

Pero atención: aún con esta batería de acciones, el control de hongos de suelo mejora un 30% a 40% en el mejor de los casos (los tratamientos contra hongos aéreos pueden llegar a un porcentaje de entre 40% a 90% de control).

“Sin lugar a dudas el problema más importante que estamos teniendo en Argentina y en los países aledaños son los hongos de suelo, que hacen desastres en todos los cultivos, los números de las pérdidas nos sorprenden y asustan, y tenemos enormes obstáculos para defendernos de estos patógenos”, advierte Carmona.

A prepararse para la lucha, entonces, porque el enemigo es poderoso y llegó para quedarse.

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