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Llegar bien abajo

Cobertura

Una de las formas de cuantificar la cobertura lograda con una pulverización es mediante el recuento del número de gotas por cm². Cuanto mayor sea este valor mayor será la cobertura y así también será el control de la enfermedad. Claro que según el producto a aplicar hay valores óptimos a alcanzar.

En el caso de aplicar fungicidas de acción sistémica es bueno lograr entre 30 y 40 gotas por cm², en cambio cuando la acción del plaguicida es por contacto, el objetivo debe ser alcanzar valores cercanos a 70 gotas por cm².

Intentar superar dichos valores puede ser contraproducente debido a que para aumentar el número de impactos será necesario un mayor volumen asperjado por hectárea, lo que tiene un efecto negativo sobre la capacidad de trabajo real del equipo, o bien disminuir el diámetro de las gotas si se mantiene el volumen a campo.

A su vez hay que considerar las características del cultivo y la enfermedad a controlar. Por ejemplo para controlar Roya asiática de la soja es muy importante llegar a los estratos inferiores del cultivo; dado que, allí es donde se aloja la mayor parte del inóculo del hongo y allí también se  encuentran los primeros síntomas de la enfermedad. A esta zona del canopeo debemos llegar con 15 a 30 impactos por cm². Así las cosas se asegura el control de las esporas del patógeno limitando considerablemente una reinfección de importancia.

 

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Esto es lo que se conoce como volumen de caldo aplicado por hectárea, para una misma enfermedad y cultivo, este valor puede variar en función de los siguientes parámetros:

Masa vegetal. Considerando que se debe lograr una cantidad cierta de impactos por cm² de hoja del  cultivo, cuanto mayor sea la superficie verde a mojar mayor tendrá que ser el volumen de caldo a aplicar considerando además que el diámetro de las gotas no debe alterarse.

A mayor temperatura, la evaporación de agua es mayor y esto, es sabido, genera pérdida de producto y menor control de la enfermedad.

La humedad relativa tiene un efecto similar al de la temperatura, la evaporación es mayor cuando este parámetro es menor.

 

Diámetro

En el caso de aplicaciones de fungicidas las recomendaciones pasan por lograr gotas de entre 200 y 400 micrones. Está demostrado que las gotas de menor diámetro son las que mejor penetran en el cultivo y llegan a los estratos inferiores. Pero no es conveniente trabajar con gotas menores de 200 micrones por el alto riesgo de evaporación que éstas presentan.

 

Tecnología presente

Si bien no tienen gran difusión en el mercado argentino de pulverizadoras, los equipos asistidos por corriente de aire ofrecen un gran potencial para el logro de los objetivos aquí planteados, referidos al control de las EFC. La turbulencia generada por la corriente de aire otorga un movimiento adicional hacia abajo a las gotas y también mueve el cultivo. De este modo la llegada del caldo asperjado (cobertura) a los estratos inferiores del canopeo mas fácilmente alcanza los objetivos buscados.

En equipos con botalón convencional, la turbulencia que se genera detrás de éste por la propia velocidad de avance conduce un porcentaje de gotas de menor diámetro hacia la exoderiva. Por el contrario cuando se dispone de túneles de viento la corriente de aire generada impulsa directamente las gotas hacia adentro del canopeo.

 


Figura N° 1: Diferente comportamiento de las gotas con y sin la asistencia del túnel de viento. Fuente Hardi en “Tecnología de aplicación de productos fitosanitarios”  de Carlos Sarubbi.

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