El cultivo de girasol presenta respuestas a nitrógeno y a fósforo y en algunas zonas al boro. El fósforo proporciona respuestas hasta umbrales que superan las 13 ppm (partes por millón), y su aplicación al costado y por debajo de la línea de siembra o por fertilización profunda son las que mejor respuesta generan. Para nitrógeno si bien no se ha determinado una metodología de diagnóstico, en general existe respuesta al agregado del mismo en gran parte de los ambientes en los que se ha evaluado. Las micorrizas han sido probadas en cultivos como trigo y cebada con buena respuesta, como complemento al uso de los fertilizantes químicos, aumentando el volumen de raíces, y haciendo más eficiente la captura de los fertilizantes principalmente el fosforo. Sin embargo existen pocas experiencias en el cultivo de girasol.

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