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Viñedos: cómo evitar pérdidas

Las intensas lluvias registradas en las últimas semanas en la región de Cuyo generaron distintos grados de afectación en los viñedos. Especialistas del INTA Caucete –San Juan– brindaron recomendaciones específicas para los viñedos de uva para exportación y para vinificar. Los consejos técnicos ponen el foco en el monitoreo continuo y la aireación de parrales, con especial atención a los aspectos sanitarios.

Horacio Pugliese, técnico de esa unidad del INTA, señaló que en el último fin de semana el registro de lluvias alcanzó los 50 milímetros, una situación inusual, dado que “el promedio anual es de 100 milímetros para la región”. El exceso de las precipitaciones, agregó, da lugar a enfermedades asociadas con hongos –como la podredumbre y la peronóspora–, difíciles de tratar debido a que atacan a los frutos listos para cosechar y hojas de viñedos en proceso de maduración.

“La uva de mesa es, hasta el momento, la más afectada, porque registra el mayor porcentaje de madurez en esta época”, expresó Pugliese y añadió: “Los hongos atacan cuando la fruta supera los 10° Brix –contenido de azúcar–. Las lluvias generan una sobrehidratación en los granos que se rasgan y, esas heridas, son portales de entrada”.

De acuerdo con Pugliese, esta situación afecta a variedades de uva de mesa para exportación (Red Globe), a variedades para vinificar (Chardonnay, Bonarda) y aquellas destinadas a la producción de pasas (Sultanina y Flame Seedless). “El productor tendrá que evaluar el estado particular de cada cuartel –lote– debido a que los granos podridos afectan la calidad final del vino y alteran el proceso de vinificación”, aseguró.

El problema actual en los viñedos es la podredumbre de los racimos. En este sentido, “el productor deberá prestar especial atención para evitar que, en los próximos días, se registren los primeros focos de peronóspora. Hay que intentar mantener los viñedos lo más sanos posibles”, adelantó el técnico del INTA.

Para disminuir el impacto de las lluvias, el especialista recomendó “airear los viñedos”. Esto significa: “mantenerlos libres de malezas y, si la cobertura de la parte aérea de la planta en el parral es muy densa, se deberá hacer una serie de labores como despampanado (corte de brotes), ventanas y deshojes, entre otras”.

Ante los primeros focos de peronóspora, las curaciones se deberán realizar con los fungicidas respetando el tiempo que debe transcurrir desde la aplicación hasta la cosecha –vale decir, los períodos de carencia–, estimados para cada caso en particular. “En uvas de mesa, las restricciones son mayores debido a que son para consumo humano directo”, dijo Pugliese y ejemplificó: “Se deberá usar un fungicida que posea de uno a cuatro días de período de carencia, como iprodione o cyprodinil más fludioxonil”.

Asimismo, el técnico del INTA explicó que si bien los problemas de humedad son comunes para todas las clases de uvas, “es urgente tratar las variedades de consumo en fresco para exportación, debido a que están próximas a cosecharse y la producción se perdería, ya que no se puede embalar con focos de podredumbre”.

En cuanto a variedades para vinificación, como la uva Cereza –se cosecha en marzo–, aún no se registran daños. De todos modos, Pugliese aconsejó que los productores “se mantengan alertas sobre la evolución de cada cuartel, debido a que el tratamiento dependerá del destino, estado del cultivo y avance de la enfermedad”.

Horacio Pugliese, jefe de la Agencia de Extensión Rural de Caucete, San Juan

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