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El maíz argentino tendrá su año para recordar

El escenario para el maíz de este campaña cambió, y mucho. La vasta sequía en EE.UU. que afectó a importantes extensiones maiceras y también se sintió en algunas regiones europeas, llevó para arriba el precio de mercado. Asimismo, con la apertura de un cupo de exportación en Argentina de 15 millones de toneladas se abre una gran oportunidad de negocio para el productor.

Esta semana, Fertilizar Asociación Civil, como lo hace habitualmente, trazó un panorama desde distintos puntos de vista sobre el maíz.

Pablo Pussetto, presidente de la entidad, comentó que a mayo de este año todos los cultivos de verano, exceptuando la soja, mostraban una menor intención de siembra. En el caso del maíz, dijo, la caída en ese momento era de 10%, sin embargo, aclaró que la tendencia se revirtió y la intención actual es 6% más alta que la campaña pasada. El directivo destacó este cambio positivo a favor de un cultivo que aporta muchos beneficios al sistema pero se mostró preocupado cuando sostuvo que en los últimos años se ve una caída en la superficie fertilizada, y esto también se refleja este año con una merma de la demanda del orden del 11%.

Pussetto consideró que el maíz es un cultivo que ayuda a la reposición de nutrientes y si no se lo fertiliza además se comprometen los rendimientos alcanzables. Luego de plantear el escenario, el directivo comentó los aspectos positivos para este año: las buenas condiciones climáticas de agosto que disminuyen la incertidumbre climática, los precios internaciones históricos, la apertura del mercado exportador y las buenas relaciones de precios insumo/producto y maíz/soja.

Considerando la buena disponibilidad hídrica que habrá para las fechas tempranas del cereal, este sería el primer indicio para “hacer una apuesta por los altos rendimientos”, dijo Pussetto. La otra puerta que se abre para ir tras altos rendimientos es por el lado de la nutrición. El directivo comentó que tanto la relación urea/maíz como MAP/maíz se encuentra en valores favorables, pero la segunda atraviesa un mínimo histórico respecto a campañas anteriores.

Por su parte, Gabriel Espósito, docente de la Universidad Nacional de Río Cuarto y parte del panel de maíz que organizó Fertilizar, habló sobre la conveniencia de siembras tempranas o tardías.

El técnico señaló que el factor determinante de la fecha de siembra es la lluvia que se da entre noviembre y enero, y no la acumulada a la siembra. Por eso, enfatizó la necesidad de tener un pronóstico para considerar si será un año niño o niña y así definir la fecha de siembra. “Este es el año ideal para el maíz temprano: perfiles cargados entre 90 y 200 mm de agua útil y perspectivas de buenas lluvias para el resto de las etapas del cultivo”, dijo en consonancia a la idea que dejó picando Pusseto.

Respecto al manejo de la fertilización, el técnico manifestó que los principales nutrientes que requiere este cultivo son nitrógeno, fósforo, azufre y zinc y destacó que el aporte de este último, con un costo muy bajo, mejora la eficiencia de absorción de nitrógeno.

Se abrió la oportunidad para el maíz dentro de un contexto muy favorable. Vale la pena no dejarlo pasar.

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