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Un “torito” que se come el trigo

En la producción de trigo, el manejo de plagas es uno de los apartados que los productores deben manejar con cuidado, para no comprometer los rindes del cereal.

La siembra de este cultivo se halla en su fase inicial, y desde el sistema de alertas de plagas del INTA Pergamino advierten sobre la incidencia del denominado “bicho torito” (Dilobobderus abderus), perteneciente al grupo de gusanos blancos.

Según explicó el ingeniero agronómo Nicolás Ianonne, el primer paso efectivo para controlar esta plaga es diferenciar al “torito”, que a diferencia de sus compañeros de grupo, tiene marcado impacto en la producción agrícola.

La larva de esta especie de gusano blanco inflige daños sobre todo a especies gramíneas, tales como cultivo de trigo y maíz en siembra directa y forrajeras perennes. Su ciclo de vida se cumple en un año, y las larvas presentan un mayor grado de voracidad desde abril hasta octubre.

Según el informe presentado por el experto, los daños más significativos se producen durante las primeras etapas de desarrollo del cultivo y, al iniciarse el período vegetativo, la larva puede matar la plántula del trigo.

En la etapa de macollaje del trigo, la actividad de la plaga disminuye a causa de las bajas temperaturas.

“A partir de encañazón y fundamentalmente de espigazón, suelen detectarse los daños más graves, generalmente cuando a la salida del invierno y comienzo de primavera las larvas se tornan más activas debido al aumento de la temperatura del suelo”, consigna el estudio.

El mejor monitoreo de la población de gusanos en el campo, uno de los métodos sugeridos es la realización de pozos de 50 centímetros cuadrados y visualizar la cantidad de larvas presentes en la muestra. Pero en la práctica es difícil de concretar, y ante la imposibilidad de realizar el monitoreo de suelo en todos los lotes, el informe destaca que conviene al menos disponer de una evidencia empírica. Con este fin, se debe tomar nota de pequeños cúmulos o montículos de tierra sobre la superficie del terreno, productos de la construcción de galerías por parte de la larva de bicho torito. En lotes sembrados en directa, el rastrojo dificulta esta operación entonces se deben buscar agujeros o bocas de galerías.

En el caso de la zona centro- norte de Buenos Aires, Ianonne señaló que en líneas generales no se registra una significativa mortalidad de larvas de bicho torito por acción de enemigos naturales. Por lo tanto, casi siempre existe una correspondencia entre el montículo y la larva, que implica que hay un bicho torito por montículo de tierra observado en la presiembra de trigo.

Si en esta instancia no se registra presencia de montículos u orificios de galerías, o su densidad resulta menor a cuatro por metro cuadrado, el impacto económico de esta plaga no es considerable.

El informe subraya que el nivel de daño económico del bicho torito constituye una herramienta esencial para la toma de decisiones previa a la siembra de trigo, sobre todo en lotes con muchos años de siembra directa o en ambientes que vienen de una pastura recientemente roturada.

Como alternativas de control, la solución eficiente de este problema se debe abordar antes de la siembra, y mediante el tratamiento de semillas con productos y dosis adecuadas, o bien, la aplicación de soluciones insecticidas dentro del pequeño surco de remoción que permite la siembra directa.

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