El girasol es un cultivo con amplia historia en los sistemas productivos de Argentina con un gran crecimiento en superficie estos últimos años. La presente campaña, favorecida en ciertas áreas por una mayor disponibilidad de agua, presagia estimaciones de rendimiento sumamente positivas. Aunque en algunas regiones y con siembras más tempranas ya se ha iniciado la cosecha, la mayor parte de la zona dedicada al girasol en el país se encuentra actualmente en la fase vegetativa. En este contexto, es clave hacer foco en el monitoreo y manejo de enfermedades para garantizar el éxito del cultivo.
De acuerdo con los resultados revelados por la encuesta REM para la campaña 2022/23, la enfermedad que han impactado con mayor fuerza en el cultivo de girasol es, cancro de tallo o podredumbre seca del capítulo - Phomopsis/Diaphorte helianthi (20%), seguido por la roya blanca - Albugo tragopogonis (14%), y la mancha de escudete del tallo - Phoma oleracea (8%). Otros problemas identificados incluyeron la verticilosis - Verticillium dahliae con 7.8%, la podredumbre humeda - Sclerotinia sclerotiorum con un 6%, y la mancha del tallo y la hoja - Alternaria helianthi con un 5%.
Ante este escenario sanitario, un 5% de los productores optaron por una única aplicación de fungicidas en el estado R1, aunque también se reportaron aplicaciones en estados R3, R4 y R5. Las combinaciones de triazol y estrobirulina fueron los fungicidas más utilizados.
Phomopsis, la más importante en los últimos años
Conocida por sus manifestaciones como el cancro del tallo y la podredumbre seca del capítulo (exclusiva de nuestro país), es causada por el hongo Phomopsis/Diaphorte helianthi. Este patógeno inicia su ciclo al penetrar en el borde de las hojas inferiores, avanzando hacia las superiores a través de los haces vasculares. La dispersión se favorece en condiciones de humedad elevada, precipitaciones y viento. Al concluir el ciclo del girasol, los peritecios quedan en el rastrojo, actuando como inóculo para futuros cultivos, pudiendo persistir hasta cinco años.
El cancro del tallo representa una de las expresiones más letales de esta enfermedad, con el potencial de ocasionar pérdidas de rendimiento de hasta un 50% y una disminución del contenido de aceite en un 10%. Además de los impactos directos en la producción, esta enfermedad afecta la uniformidad en el secado del lote a la cosecha, complicando la regulación de las máquinas y aumentando la presencia de materias extrañas en el grano.
Los síntomas se manifiestan en las hojas como manchas cloróticas en forma de cuña, con el vértice orientado hacia la base del pecíolo. La infección se propaga desde las hojas a través del peciolo hasta llegar al tallo, donde las lesiones se desarrollan, centradas en la inserción del peciolo con el tallo ”cancro” , adquiriendo un color bronceado. Las lesiones en el tallo aumentan su longitud hacia arriba y hacia abajo, alcanzando dimensiones de 15-20 cm. Pueden rodear el tallo, provocando el marchitamiento y la ruptura de las plantas afectadas. Si el patógeno alcanza a infectar las brácteas del capítulo, se produce la pudrición seca del capítulo, que se caracteriza por una necrosis en una “porción” del mismo.
Esta enfermedad no se puede monitorear, todo el manejo posible es de manera preventiva y lo más preponderante es gestionar los restos vegetales para minimizar la presencia de inóculos en el suelo. Cabe destacar que, aunque todo el germoplasma disponible es susceptible, hay algunas opciones que son más susceptibles que otras.
Roya Blanca o “falsa roya”
El responsable es un pseudohongo denominado Albugo tragopogonis, que está presente en toda el área girasolera y aunque generalmente se considera un patógeno de menor importancia, puede adquirir relevancia en siembras tardías, llegando incluso a causar la muerte de plántulas.
Se manifiesta con síntomas que comienzan en la cara superior de las hojas, presentando ampollas elevadas y amarillentas. En la cara inferior, estas ampollas corresponden a las mal llamadas "pústulas" blancas.
La fuente primaria de inóculo para esta enfermedad quedan en los restos de cultivos anteriores, y la infección se ve favorecida por condiciones climáticas específicas, como días calurosos y noches frescas. En este contexto, la adopción de medidas de manejo se vuelve esencial. Se recomienda la utilización de híbridos resistentes. En el caso de ser necesario el control químico, deben usarse fungicidas específicos para Oomycetes, aunque se sabe que es una enfermedad de muy difícil control con los productos disponibles comercialmente.
Mancha en escudete o negra del tallo
Phoma, es una enfermedad que históricamente ha tenido alta prevalencia en toda la zona girasolera del país. En ataques importantes puede llegar a disminuir el rendimiento en hasta un 15%.
Se reconoce a campo por lesiones ovaladas oscuras en la inserción del pecíolo en el tallo y puede llegar a rodearlo. Los síntomas iniciales también pueden ser puntos necróticos en hojas que crecen hasta formar áreas necróticas.El inóculo primario se encuentra en rastrojos, semillas y plantas voluntarias.
En esta enfermedad es importante la rotación de cultivos. El uso de fungicidas foliares permite reducir el número y tamaño de lesiones en tallos.
Verticilosis o Verticillium
Es una enfermedad grave que puede provocar quebradura de tallo y secado anticipado de las plantas al atacar los vasos conductores. En etapas avanzadas, esta enfermedad puede incluso causar la putrefacción de las semillas en la parte aérea.
El hongo responsable de la verticilosis permanece en el suelo en forma de microesclerocios. Las raíces, a través de sus exudados, promueven la germinación de estos microesclerocios, generando hifas que penetran por las raíces hasta llegar al sistema de conducción de la planta, generando marchitamiento, por taponamiento de los tejidos de conducción y amarillamiento de las hojas por acción de toxinas.
Las condiciones que predisponen la enfermedad son temperaturas cálidas y una adecuada disponibilidad de humedad en el suelo. Las lluvias en exceso pueden debilitar el cultivo y propiciar la germinación de las esporas del hongo.
Es esencial conocer la historia del lote, evaluar la susceptibilidad del híbrido a sembrar y respetar las densidades adecuadas. Dada su dependencia del inóculo primario del lote, la rotación de cultivos se convierte en una medida fundamental para gestionar y prevenir la verticilosis en los cultivos de girasol.
Sclerotinia o podredumbre húmeda
También conocida como podredumbre húmeda, es causada por el patógeno Sclerotinia sclerotiorum, y se la considera una de las más devastadoras del girasol. Puede atacar al cultivo en cualquier etapa fenológica y provoca síntomas característicos, tales como la generación de podredumbres basales en la parte inferior del tallo, la destrucción de los tejidos conductores por donde circula la savia y, en última instancia, la muerte de la planta.
Cuando los tejidos conductores son atacados, los nutrientes y fotoasimilados son incapaces de ser trasladados desde la base a la parte aérea del girasol, resultando en marchitamiento y sequedad de las hojas (generalmente se la observa en la parte media de la planta). También puede provocar la podredumbre del capítulo, la cual comienza con áreas blandas, marrones y blandas en la parte posterior del capítulo. Posteriormente, se forma sobre los mismos una masa algodonosa blanca o micelio del hongo, que con la senescencia de la planta se deshidrata, se compacta y oscurece formando los esclerocios u órganos vegetativos de resistencia.
Para prosperar requiere prolongados períodos de temperatura de suelo entre 5 y 15°C y depende críticamente de la presencia de humedad suficiente en el suelo. Los esclerocios en el suelo se convierten en un factor crucial para su desarrollo, ya que estos germinan e infectan el cultivo.
La elección de cultivares tolerantes, la rotación de cultivos, el manejo de la fecha de siembra, la densidad y la uniformidad del cultivo, son factores culturales que posibilitan el manejo de la enfermedad.
Alternaria o Mancha del tallo y de la hoja
Es causada por el hongo necrotrofo Alternaria helianthi, se manifiesta mediante manchas con aspecto de líneas negras y deprimidas a lo largo del tallo. Sobre las hojas, los síntomas se manifiestan posterior a floración como pequeñas manchas necróticas angulares, rodeadas de un halo clorótico. Estas lesiones reducen significativamente el área fotosintéticamente activa. Inicialmente, las infecciones se observan en las hojas inferiores, pero con la posibilidad de ascender hasta el 50% de la altura de la planta si se producen múltiples ciclos secundarios a partir de las primeras lesiones.
Este hongo prospera en condiciones de alta humedad relativa y temperaturas cálidas. Se ha demostrado que la aplicación de mezclas de triazoles y estrobilurinas ha logrado reducir la severidad de la enfermedad en hojas, resultando en aumentos de rendimiento de hasta 1000 kg/ha, según investigaciones en el norte de Santa Fe.
Conclusiones
Nuestro país cuenta con destacados especialistas dedicados al estudio de los patógenos que afectan este cultivo. Si bien se ha avanzado en la identificación y comprensión de diversas enfermedades que afectan al girasol, actualmente no existen especificaciones detalladas sobre el manejo más efectivo para cada una. Este escenario subraya la necesidad de continuar trabajando de manera colaborativa, promoviendo la investigación y el intercambio de conocimientos entre investigadores, productores y semilleros para desarrollar estrategias de manejo locales más precisas y eficaces.