A partir del último mapeo realizado por REM quedó en claro que las malezas resistentes y tolerantes no dejan de aumentar su presencia en los sistemas agrícolas argentinos, y Borreria spp. no es la excepción. Entre las tolerantes al glifosato se cita este grupo de malezas, lo que las vuelve un desafío para su manejo. ¿Cuáles son sus fortalezas y debilidades?
Borreria en los mapas REM
Esta maleza afecta la zona norte y centro del país, principalmente Salta, Tucuman, Chaco, Santiago del Estero, Córdoba, San Luis, Santa Fe y Entre Ríos. Según el último relevamiento de malezas problemas (Figura 1) en los últimos 10 años aumentó su superficie y hoy en día está presente en 106 departamentos, marcando así su importancia a nivel productivo.
Figura 1: Mapas de malezas tolerantes y resistentes de REM. Evolución de la presencia de Borreria spp. desde el 2013 hasta 2023.
Características de Borreria spp.
En la Flora Argentina se citan 19 especies dentro del género Borreria, un grupo de plantas anuales o perennes cuyo ciclo de vida comienza en primavera extendiéndose hasta mediados de otoño. Dos de las especies más comúnmente relevadas a campo son B. spinosa, (“botoncito blanco”, “rubia”) y B. verticillata (“yerba del pollo”).
Estas malezas tienen una gran capacidad de adaptación gracias a que pueden soportar diversas condiciones ambientales y niveles considerables de estrés, desde climas sub-húmedos a semi-áridos y suelos sueltos con pH ácidos o alcalinos. Otra de sus fortalezas es su capacidad de multiplicación. Puede reproducirse a través de semillas, rizomas y xilopodios -un engrosamiento especial de las raíces-, razón por la cual es clave conocer su dinámica y comportamiento para planificar un buen manejo.
Dinámica de emergencia de la maleza
Las semillas de esta maleza que se encuentran en la superficie del suelo pueden romper su dormición con temperaturas entre 20 y 30 °C en presencia de luz, logrando germinar rápidamente. Tal como se observa en el gráfico de dinámica de emergencia de REM (Figura 2), las principales cohortes o camadas de emergencia se ven durante la primavera con un segundo pico durante los meses de febrero y marzo.
El crecimiento inicial de la plántula es lento por el pequeño tamaño de la semilla, luego incrementan su biomasa muy rápidamente. Para tener en cuenta a la hora de definir una estrategia de manejo, la semilla no germina si se encuentra a una profundidad superior de los 2 cm y/o si está tapada por cobertura.
Figura 2: Dinámica de emergencia de B. spinosa en distintas localidades del NEA. Fuente: Red de Manejo de Plagas de Aapresid (REM).
Pero no solo se debe pensar en las semillas. La presencia de la estructuras antes mencionadas que brotan en forma anticipada a la germinación de las semillas complejiza el panorama ya que amplía y genera un desfasaje en la emergencia de poblaciones generadas a partir de ambos tipos de propágulos, así como diferencias en la fenología.
Consideraciones para su manejo
Si bien Borreria no es una maleza tan competitiva como yuyo colorado o ciertas gamíneas y tampoco se caracteriza por una gran producción de biomasa, constituye un serio problema en lotes invadidos que presentan condiciones hídricas desfavorables y en etapas iniciales del cultivo. Por esta razón, es importante evitar llegar a estos puntos donde su manejo se vuelve dificultoso.
Existen prácticas que se pueden emplear dentro de un manejo integrado que evitan que la problemática se instale, y así poder anticiparse a una posible dispersión en los lotes. Conocer la dinámica de la maleza y sus debilidades permite planificar y diversificar las estrategias de manejo más allá del control químico.
Dentro de las herramientas de manejo podemos nombrar la correcta identificación de la maleza a partir de un monitoreo sistemático para anticiparse, evitando que se disemine. En diversos trabajos recopilados se vieron muy buenos resultados en aquellos lotes donde estuvo presente un cultivo invernal como el trigo. Esto disminuyó los niveles de luz y temperaturas que necesita la maleza para nacer, retrasando su germinación.
En cuanto al control químico, la combinación de herbicidas de diferentes modos de acción solapados en distintos momentos previo a la siembra, dentro de los cuales incluyan a los residuales, es una buena estrategia para llegar a la siembra del cultivo con el lote limpio y un cultivo competitivo. Esto permite mantener a raya por más tiempo la emergencia, evitando que desarrolle un gran porte. Como principio general, debe tenerse en cuenta que la eficacia del herbicida desciende rápidamente a medida que la planta es de mayor tamaño y/o proviene de un sistema subterráneo (“rebrote”) y/o se encuentra en condiciones de estrés.
En definitiva, la mejor opción es una buena planificación dentro de un manejo integrado, empleando todas las herramientas que se tienen al alcance, que impida o disminuya la invasión en los lotes, su emergencia y/o su rebrote.