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Lino: la fertilización como herramienta para mejorar el rendimiento

El lino es un cultivo con amplia tradición en la provincia de Entre Ríos. Sin embargo, en los últimos años, el área sembrada se redujo hasta llegar a las 15000 hectáreas, distribuidas en los departamentos Tala, Nogoyá y La Paz. Por esto, un equipo de especialistas del INTA Paraná evalúa el manejo agronómico y el mejoramiento genético del cultivo y brinda recomendaciones para mejorar los resultados: evalúan el efecto de la fertilización con macronutrientes y zinc en la producción de biomasa, el uso de la radiación y el rendimiento.

De acuerdo con Leonardo Coll, especialista en manejo de cultivos del INTA Paraná, “el rendimiento promedio de lino en Entre Ríos se encuentra estancado, por lo menos desde hace 20 años, variando generalmente entre 800 y 1200 kilos por hectárea”.

En función de eso, durante 2017 y 2018 se realizaron dos experimentos en la Estación Experimental Agropecuaria del INTA en Paraná para evaluar tres cultivares del programa de mejoramiento de lino de INTA que fueron liberados en las últimas décadas: Ceibal INTA, Curundú INTA y Caburé INTA.

Los cultivares fueron evaluados bajo dos esquemas nutricionales contrastantes: un esquema de alta nutrición con fertilizaciones tendientes a evitar deficiencias nutricionales que estén limitando el crecimiento; y otro de baja nutrición, más conservador.

Asimismo, durante los ensayos trataron de evaluar el efecto de la fertilización con zinc, debido a que el lino es una de las especies altamente susceptibles a la deficiencia de zinc, que puede provocar una desaceleración o incluso detener el crecimiento. Las plantas de lino adquieren un aspecto grisáceo y a partir de una altura de 5-10 centímetros, pueden aparecer manchas blanquecinas.

“Luego de dos años de experimentación, los resultados indicarían que mejorar la fertilización del cultivo es una herramienta de manejo fundamental para alcanzar altos rendimientos. En segundo plano quedaría la selección de cultivares de lino con mayor mérito genético”, expresó Coll.

“Si bien el rendimiento presentó valores muy contrastantes entre años, un año rindió 2400 kilos por hectárea y al otro 1330 -probablemente debido a la diferencia en el clima de cada año-, detectamos que la fertilización con zinc no produjo diferencias significativas en el rendimiento en ninguno de los cultivares evaluados en ninguno de los años”, explicó Coll.

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