Con una campaña por delante, es momento de anticiparse a las enfermedades del cultivo para reducir su impacto sobre los rindes. En su paso por Agenda Aapresid, referentes de la zona centro y norte del país dejaron recomendaciones útiles a la hora de planificar estrategias de control, y ganarles de mano a las principales enfermedades.
Tizón foliar y complejo de Royas
Exserohilum turcicum, hongo responsable del tizón foliar y el complejo de royas, dentro de las que se incluyen Puccinia sorghi y P. plysora, vienen causando las enfermedades más comunes en los últimos años. Los mapas de enfermedades de la Red de Manejo de Plagas de Aapresid (REM) de la campaña 19/20 muestran que, con variabilidad según la zona, el tizón golpea principalmente a maíces tardíos, mientras que roya tanto en siembras tempranas como tardías.
Ante condiciones predisponentes, el uso de fungicidas foliares preventivos puede salvar hasta 2.4 toneladas de rinde, según el último informe de la Red de Maíz Tardío de Aapresid. Un resultado muy favorable que justifica los 100 kg de maíz/ha aproximados del costo del tratamiento.
Los beneficios de llegar a tiempo en el control de enfermedades no solo se ven al momento de la cosecha, sino en la mejor calidad de los rastrojos y menor cantidad de inóculo que sobrevivirá al acecho del próximo maíz, explicó Matias Guerrero, asesor privado en el NEA. En zona núcleo, maíces tempranos con una aplicación de fungicida, además sufrieron menor estrés térmico e hídrico y fueron menos propensos al quebrado, agregó el asesor Lucas Grajales.
Spiroplasma: con la mira en el vector
El complejo Spiroplasma, constituído por bacterias que llegan a la planta de maíz a través de una chicharrita (Dalbulus maidis), es una alarma importante principalmente en el norte. Se trata de una enfermedad que puede llegar a causar pérdidas totales, atacando desde las siembras de primera.
El control preventivo es fundamental, señala Daniel Gamboa, especialista de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres. Monitorear debe estar en la agenda en todo momento, porque ataca muy temprano y los síntomas son difíciles de detectar y se visualizan cuando el daño ya está hecho.
“Es crucial controlar al vector en el rastrojo, en puentes verdes como plantas guachas y en el cultivo desde sus primeros estadíos”, recomendaron los referentes norteños. El tratamiento de semillas es otra herramienta, y sobre lo cual se están realizando ensayos para evaluar cómo controla el vector.
Una potencial amenaza en maíces de primera: carbón de la panoja
Esta enfermedad, causada por el hongo Sporisorium reilianum f. sp. zeae, se asoma como una potencial problemática en base a pérdidas de hasta un 60% registradas en las últimas dos campañas en la zona núcleo. El escenario es más riesgoso aún considerando que los semilleros no la tenían en el radar de selección, por lo tanto “no se sabe qué materiales tienen mejor comportamiento a este carbón”, precisó Grajales.
La infección ocurre durante el período de implantación y se ve favorecida por temperaturas frescas como las que ocurrieron en septiembre de este año. El control químico y los tratamientos de semillas se perfilan como una posible herramienta para el control integrado, aunque para esto último aún falta desarrollo en el país.
Genética y manejo integrado a la carga
Frente a muchas enfermedades, la principal herramienta es la buena elección del híbrido. Pero el híbrido no puede hacer todo si no se aplican estrategias combinadas. “Vamos hacia una tropicalización de los ambientes, lo cual es un problema considerando que estamos utilizando genética de base templada, sensible a muchas enfermedades en el norte”, señaló Gamboa.
Por ello, los referentes aconsejan rotar materiales en combinación con otras herramientas como rotación de cultivos y de principios activos con distintos modos de acción. “Ante años complicados, dependiendo el híbrido, el uso de fungicida se tiene que volver algo más habitual”.