En los últimos años, la curva de biotipos resistentes se fue incrementando. Esto no solo representa un serio problema para el sistema productivo, sino que pone en riesgo la efectividad de las tecnologías químicas disponibles. Pero la batalla no está perdida; En su paso por el Congreso Aapresid charlamos con Martín Marzetti, asesor en el centro de Santa Fe, sobre las claves para hacer frente a las malezas difíciles con buen manejo, por sobre todas las cosas.
-¿Cuánto tiempo de vida le quedan a los herbicidas como herramienta en la lucha contra las malezas?
Hoy no hay ninguna otra herramienta ni parecida en cuanto a eficacia de control, así que creo que le queda mucha vida a esa tecnología.
-¿Qué le dirías a los productores que recurren al control mecánico como supuesta “solución final” al problema?
Les diría que hagan un análisis un poco más macro de la situación. Si bien creo que en algunas instancias este tipo de control puede justificarse por alguna situación o tipo de maleza perenne particular, debe ser una herramienta ocasional, y bien planificada sobre todas las cosas.
A veces querer sacarse el problema de encima rápido y fácil lleva a recurrir al control mecánico. Pero esto, por un lado, no resuelve el problema de malezas, y por el otro, se está haciendo un perjuicio importante al suelo.
-¿Cómo cambió el impacto ambiental asociado al uso de herbicidas con la aparición de las resistencias, particularmente a glifosato?
El impacto ambiental se incrementó porque a raíz de la aparición de resistencias se volvieron a usar herbicidas de mayor impacto, como por ejemplo Paraquat.
Martin Marzetti, asesor del centro de Santa Fe
Afortunadamente hoy contamos con tecnologías más nuevas y un enfoque del manejo en general más integrado, lo que nos da la capacidad para ir atenuando los efectos negativos.
-Enumera en orden de importancia los 3 puntos donde hoy más fallamos en el manejo de malezas
La primera falla que hoy nos lleva al fracaso en el control de malezas es la baja intensidad de las rotaciones. O sea, hay pocos cultivos y entonces nos quedan barbechos muy largos que son difíciles de manejar y muy costosos.
Segundo, los monitoreos de baja calidad, con lo cual no detectamos rápidamente nuevos problemas, y llegamos tarde. En tercer lugar, aplicaciones tardías. Aplicamos con malezas pasadas de tamaño, y a veces en condiciones ambientales inadecuadas. Esto deriva en tratamientos fallidos, y en la necesidad de subir la cantidad de herbicidas para controlar una maleza que hubiera sido más sencilla de manejar en las condiciones adecuadas.
-En mayor o menor medida, tenemos cierta idea de los problemas que enfrentamos hoy en materia de malezas: ¿cuáles serán los desafíos que ciencia, productores y empresas enfrentaremos en los próximos años?
El desafío es controlar mejor las malezas con menor impacto, tanto por el ambiente como por la presión social. Hoy es difícil realmente, hace falta generar más conocimiento y un entorno que colabore y que premie al que hace las cosas mejor.