La realización de prácticas agrícolas comunes en una zona tiende a uniformar las condiciones del ambiente no climático y, si son adecuadamente implementadas, producen un entorno desfavorable para el desarrollo del insecto que permite efectuar mejor otros controles complementarios.
En una primera etapa es necesario definir áreas homogéneas con características agroecológicas similares dentro de la provincia que puedan manejarse o se manejen con similares criterios en sus decisiones agronómicas, capitalizando acciones conjuntas y simultaneas, que favorecerán toda la logística de manejo del cultivo y principalmente el impacto regional sobre las plagas y en particular, del picudo del algodonero.
La distribución de la superficie sembrada a nivel provincial es de un 60-65% para las áreas de secano y un 35-40% para las áreas de riego. La producción de algodón a secano se localiza en la zona oriental de la provincia en los departamentos Copo, Alberdi, Moreno, Juan F. Ibarra, General Taboada, Belgrano y la nueva zona productiva ubicada en el centro sur, que comprende los departamentos de Aguirre, Mitre y parte de Avellaneda alcanzando unas 75 a 80.000 has por campaña, mientras que, la región central de la provincia produce algodón bajo condiciones de riego con aportes de agua de los ríos Dulce y Salado en los departamentos Banda, Capital, Loreto, Robles, San Martín, Sarmiento, Silípica, Figueroa y Avellaneda, sembrándose anualmente unas 45 a 50.000 has.
En una segunda etapa, las recomendaciones sobre las fechas de siembra y destrucción del rastrojo en cada región, son necesarias para un mejor ajuste de la duración y el cumplimiento del período de “vacío sanitario”, que se considera un aspecto clave para el control de las poblaciones invernantes de Anthonomus grandis.
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