Durante el Simposio de Fertilidad 2021, realizado por Fertilizar AC en mayo pasado, el doctor Martín Díaz Zorita hizo foco en la producción de alimentos y la relación estrecha que tiene con el manejo de la nutrición de cultivos, como un aliado útil para asegurar la granos en cantidad y calidad.
Díaz Zorita expuso que los granos de maíz muestran que las diferencias en los rendimientos, según tipos de ambientes o decisiones de manejo, repercuten en cambios en la concentración de elementos. Al aumentar la adaptación del cultivo con nuevos materiales y ajustes en su manejo, los requerimientos de nitrógeno también crecen.
Ante aumentos en la fertilización con nitrógeno, se ven mejoras en los rendimientos y también en la concentración de proteínas en los granos. Sin embargo, ante el ajuste uniforme en la oferta del fósforo, su concentración se diluye en los granos y evidencia desbalances nutritivos o limitaciones al normal funcionamiento de las plantas.
Díaz Zorita concluyó que se debe realizar una incorporación efectiva de nutrientes a través de la correcta administración de los fertilizantes (dosis, fuente, momento, localización), porque si se cuida la nutrición de los cultivos, se cuida la nutrición de las personas, dado que los granos son la base de la alimentación.
En este contexto, es importante primero conocer cuál es el estado actual de la nutrición del cultivo. Para esto, en Fertilizar AC analizamos cultivos de maíz durante las campañas 2018/19, a partir de la interpretación de análisis foliares provenientes de plantas en más de 100 lotes de producción. Observamos que las concentraciones de nutrientes mostraban potenciales limitaciones para el normal crecimiento de las plantas: el 54% de los casos presentó niveles insuficientes de nitrógeno, el 56%, de fósforo, y el 65%, de azufre.
Estos resultados, junto con los de evaluaciones extensivas de diferentes estrategias de fertilización, validan que, para la producción de maíz en la Argentina, tanto en fechas de siembra tempranas como demoradas, el ajuste de las dosis de fertilización de acuerdo con las expectativas actuales de crecimiento y producción es un punto central para revisar.
En general, la brecha de producción del manejo adecuado de los nutrientes explica hasta el 30% del rendimiento alcanzable, lo que muestra que los planteos de fertilización que integran el diagnóstico e interpretación de la fertilidad de suelos, y el ajuste del manejo del cultivo a las condiciones específicas del sitio, logran mayor estabilidad y magnitud de respuestas, y alcanzaron en las últimas cuatro campañas, en siete sitios la región pampeana, beneficios de 1.700 kg/ha.
Recomendaciones generales, nutriente por nutriente
El nitrógeno es la base del rendimiento; en maíz, el requerimiento es de 20-22 kg de nitrógeno por tonelada de grano. Es clave hacer ajustes teniendo en cuenta el ambiente, el híbrido y la densidad de siembra. En dosis altas, para ambientes con potenciales máximos, es importante su partición, ajustando según planteo, estado del cultivo y perspectivas.
En cuanto a fósforo, tenemos evidencias significativas y generalizadas de que los mayores rendimientos se dieron con estrategias de reposición (50-130 kg/ha de fertilizantes), con mejoras en los niveles de este elemento en suelo de 1 ppm en los primeros 20 cm de perfil cuando reponemos en promedio 3 kg de fósforo por hectárea sobre las extracciones del cultivo.
La incorporación de azufre al manejo de la nutrición, con dosis de 10 a 15 kg/ha en promedio, mejoran el rinde en 715 kg/ha en ambientes de baja materia orgánica (MO), niveles de sulfatos en suelo de 0-20 cm menores a 10 ppm y ausencia de napas con sulfatos.
Por último, y en base a los niveles que actualmente tenemos en los suelos, el zinc no puede faltar para lograr maíces de calidad. Tenemos registros de alta frecuencia de respuestas con mejoras en rendimientos de 600 kg/ha en promedio, con 1 ppm 0-20 cm como referencia en el análisis de suelo.
Las condiciones actuales de relación de precios entre insumos y producción son significativamente más favorables que en la campaña pasada. El valor de referencia de los fertilizantes nitrogenados es 25% más favorable, y para los fertilizantes fosfatados la mejora es del orden del 10%. La explicación de esta situación es que la mejora en los precios de los granos fue proporcionalmente más alta que la de los fertilizantes. Por lo tanto, de mantenerse esta relación de precios, se sustenta el valor de implementar prácticas de nutrición no limitantes para el maíz.
Asesor técnico de Fertilizar AC
Andrés Grasso