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Liberan más de 150 millones de insectos estériles para controlar una plaga en Mendoza

La plaga de la mosca de los frutos no deja de ser una amenaza para Mendoza, reconocida internacionalmente por su permanente control. Por tal motivo, para mantener activo todo el sistema, la provincia comenzó a potenciar el proceso, de cara a la temporada de verano, frente a los potenciales riesgos para la producción. Así, ya puso en marcha las liberaciones masivas de los insectos estériles: por semana lanza al medioambiente más de 150 millones de ejemplares machos.

La campaña tanto aérea como terrestre es impulsada por una bioplanta provincial ubicada en la comuna de Santa Rosa e irá incrementándose entrado los meses estivales. El grueso de las liberaciones se concentra sobre los oasis Norte, Este y Valle de Uco, mientras que en el Sur cuyana se destinan unos 10 millones de insectos por semana.

El control de la plaga de la mosca de los frutos o del Mediterráneo, como es conocida internacionalmente, habilita a la provincia a abrirse comercialmente al mundo con toda su producción frutihortícola. De hecho, actualmente la mayor parte del territorio local se encuentra libre de la plaga. De ahí la importancia de sostener sin alteraciones el reconocimiento logrado por parte de naciones claves en el negocio: Estados Unidos, China y Chile, entre otros países.

En este sentido, Mendoza rubricó con el gigante asiático un protocolo de exportación para las cerezas cuyanas. Esta guía de procedimiento, consiste, en términos generales en que los productos pueden enviarse sin tratamientos cuarentenarios y durante la época de mayor demanda.

Desde el Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria Mendoza (Iscamen), a cargo de la bioplanta, explicaron a LA NACION que mantener activo el combate de la plaga es fundamental para el desarrollo local por su impacto económico. Así, a través de técnicas amigables con el ambiente, se combate a la mosca con un insecto estéril, como principal herramienta, para lograr el control de natalidad.

En la bioplanta se crían y esterilizan, de forma masiva, ejemplares machos de mosca del Mediterráneo. Al liberarse al ambiente, estos machos esterilizados copulan con las hembras silvestres interrumpiendo el ciclo de biológico del insecto. De esta manera, disminuye la población silvestre de la plaga.

"Mantener los estatus de áreas libres de plagas es un proceso permanente de alta complejidad, realizado en cumplimiento de los lineamientos internacionales", recalcaron las autoridades locales.

Se trata de liberaciones semanales masivas que se irán acrecentando de cara a la temporada estiva para evitar riesgos en la producción frutícola.

Se trata de liberaciones semanales masivas que se irán acrecentando de cara a la temporada estiva para evitar riesgos en la producción frutícola.

Desde el gobierno mendocino dieron recomendaciones a los vecinos para que se sumen a la campaña y potencien los efectos del control de la plaga:

  • La bolsa contiene moscas del Mediterráneo estériles que son inofensivas para el ser humano y los animales.
  • Están coloreadas para diferenciarlas de las silvestres (fértiles), que provocan daños en los frutos.
  • Si la bolsa está cerrada, abrirla y colocarla en la rama de un árbol, en un lugar sombreado.
  • La colaboración es importante para garantizar la calidad de los productos agrícolas de Mendoza.

En 2018 hubo un importante alerta en tierra cuyana luego de encontrarse ejemplares machos y hembras fértiles del insecto en el sur provincial, por lo que tuvo que intervenir el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) para controlar la situación.

Personal de la bioplanta de producción del Iscamen desde donde salen los millones de insectos machos estériles para controlar la plaga.

Personal de la bioplanta de producción del Iscamen desde donde salen los millones de insectos machos estériles para controlar la plaga.

El riesgo está en que el proceso se desarrolla en menos de un mes: la hembra posa sus huevos sobre el fruto, las larvas ingresan, alimentándose de la pulpa hasta que caen al suelo, donde se entierran y se convierten en pupa. Finalmente, emergen los adultos que comienzan el nuevo ciclo reproductivo.

Por eso, frente a este escenario, se realizan acciones correctivas sanitarias, entre ellas la recolección y posterior enterramiento de las frutas caídas, la remoción del suelo, el uso de insecticidas y la destrucción del fruto que pueda ser atacado en las inmediaciones. Como última instancia, se evalúa la posibilidad de erradicar la planta donde se hospeda el insecto. En cuanto al impacto económico, la zona queda en serio riesgo de continuar con la exportación.

Por: Pablo Mannino

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