Días atrás, el 7 de julio para ser más precisos, se conmemoró en nuestro país el día Nacional de la Conservación del Suelo. Es bueno recordar esto, pero mejor es no acordarse un solo día, si no los 365 días del año. Por otro lado, cuando se habla de conservación de suelo, se piensa inexorablemente en las labranzas, cuanta pasada de disco recibe un lote, etc.
En parte es real, dado que toda labor genera una agresión a los componentes del suelo, sufriendo el mismo una degradación, la cual luego repercute en su productividad. Cuando hablamos de conservación del recurso suelo, uno de los más importantes que tiene nuestro país, el concepto debería ser mucho más amplio y debería considerar al suelo en toda su magnitud, fisca, química, biológica, de paisaje, de entorno, etc. A la fecha se ha realizado bastante en cuanto a conservación, pero falta mucho todavía.
Hay que entender que la conservación del suelo no es solo siembra directa. Esta es una herramienta super valiosa, pero necesita ser acompañada por otras prácticas, las cuales serán variables de acuerdo a la zona y los cultivos que en ese suelo se realizan. Argentina es pionera en el mundo de la mecanización para siembra directa, en el conocimiento de cómo, cuándo y dónde, realizar esa siembra. Argentina exporta esa tecnología y otras conexas muy exitosamente, pero hay otros rubros – también relacionados al suelo- en los cuales somos muy deficitarios. Quizás el más fácil de visualizar y poder evaluar es el de la nutrición de los cultivos y cuando hablamos de cultivos hablamos de todos, no solamente los agrícolas, sino también los ganaderos. Mucha gente piensa que la ganadería es recuperadora de fertilidad y puede ser muy cierto, pero también puede generar degradación más fuerte que la propia agricultura, todo depende de cómo se haga.
Qué necesitan?
Las plantas necesitan 17 elementos nutricionales, los cuales son esenciales para la vida de las mismas, esto quiere decir que si alguno de ellos falta, por más que los demás estén en abundancia, las plantas sucumbirán igual. Ahora bien, en los modelos productivos actuales, para la fertilización realizada en los cultivos extensivos, la pregunta es: ¿fertilizamos con los 17 elementos esenciales?, la respuesta es no y esto también es lógico, dado que algunos están disponibles naturalmente, por ejemplo el oxígeno, el hidrógeno, etc., pero muchos otros no están como los anteriores en el aire y en el agua, están en el suelo, desde su propia formación pero con el tiempo muchos van menguando en su cantidad y comienzan a ser limitantes para la producción, e imperiosamente obliga a restituirlos, para mantener el sistema productivo, esto es conservación también.
Ahora la pregunta sería ¿restituimos todos los nutrientes que exportamos con los granos y forrajes?, la respuesta es no. Alguno de ellos no sería necesario restituir, dado que aún se encuentran en cantidades abundantes, pero otros imperiosamente sí, por ejemplo: fósforo, nitrógeno, azufre, dentro de los más aplicados, pero otros vienen mostrando signos inequívoco que necesitan ayuda, por ejemplo zinc, boro, calcio, magnesio, etc.
Considerando la última campaña agrícola y analizando los cultivos con mayor superficie sembrada en la Argentina como son: soja, trigo y maíz y en función de la producción obtenida y la exportación de nutrientes registrada, se puede realizar un balance global. Tabla 1.
Tabla 1: Producción, absorción y exportación de nutrientes para soja, maíz y trigo
Cultivo | Producción (t) | Absorción de Nutrientes (t) | Exportación de Nutrientes (t) |
Soja | 58.000.000 | 6.554.000 | 3.607.600 |
Maíz | 40.000.000 | 2.200.000 | 1.012.000 |
Trigo | 19.000.000 | 1.254.000 | 638.400 |
El análisis contempla solamente 6 nutrientes a saber: nitrógeno, fósforo, azufre, potasio, calcio y magnesio. La absorción significa la cantidad de estos nutrientes absorbidos por las plantas para obtener la producción descripta para cada cultivo, en tanto que la exportación, considera la cantidad de esos mismos nutrientes que se van con los granos. Tanto para establecer la absorción como la exportación, se trabajó con los requerimientos de los cultivos publicados en las tablas del IPNI. En el caso de soja y para nitrógeno, se contempló solamente un 50 %, entendiendo que el 50 % restante, es provisto mediante la fijación biológica de nitrógeno.
Nutrición
Considerando que Argentina en la última campaña utilizó 4,6 millones de toneladas de fertilizantes (Fertilizar 2020), y asumiendo que estos nutrientes solamente se usaron para estos cultivos, situación que no es real, dado que hay una gran cantidad de otros cultivos que utilizan también fertilizantes, por ejemplo: girasol, sorgo, papa, tabaco, etc. La fertilización cubriría solamente el 46 % de la absorción y el 87 % de la exportación.
Si el número se hace finito, considerando realmente cultivo por cultivo, con seguridad estaremos por debajo del 50 % de lo que exportan los cultivos y remarcamos que solamente es considerando esos seis nutrientes, es decir faltan unos cuantos más, que si bien muchos de los faltantes son necesarios en pequeñas cantidades, es imprescindible que estén, caso contrario el rendimiento se resentirá.
Lo mostrado anteriormente también entra dentro de la conservación del recurso suelo y de las buenas prácticas, dado que esta van a comenzar por proveer los nutrientes necesarios para los cultivos. Lamentablemente estamos muy lejos de poder tener un balance neutro, entre lo que se exporta anualmente con los granos y lo que se adiciona con los fertilizantes. La producción, por muchos motivos, seguirá creciendo, el aporte nutricional también lo deberá hacer, caso contrario, la caja de ahorro, en este caso representada por el suelo, ya ha dado cuenta que se va agotando, es necesario ponerle dinero, en este caso llamémosle fertilidad = fertilizantes, si es que queremos seguir produciendo para un mundo cada vez más necesitado de alimentos.