Después de muchos años en los que el trigo tenía que hacer “yunta” con la soja como “pa´ salir airoso”, esta campaña, es el cereal de invierno el que marca el paso, ataviado con sus mejores ropas para salir en busca de los techos de rendimiento.
Indudablemente, cuando uno piensa en un cultivo de invierno debe pensar en el de verano. En Argentina, la secuencia es trigo o cebada y soja, casi siempre, soja. Durante muchos años el trigo fue partenaire de la oleaginosa. Esta campaña, la taba se dio vuelta y el trigo tiene todo para triunfar.
Consumo de fertilizantes en Argentina.
“La campaña fina 2020/21 se presenta extraordinaria porque se conjugan varios elementos a los que hay que estar atentos para sacar partido”, disparó, como primera reflexión en diálogo con Clarín Rural, el profesor y consultor de DZD Agro, Martín Díaz Zorita.
“Desde lo agronómico, hay una recarga de perfiles en la mayoría de los lotes que se están destinando a trigo, algo poco frecuente y muy importante porque recordemos que los cultivos de invierno dependen en un 80% del agua que pueda aportar el suelo y las reservas hídricas al momento de la siembra, sobre todo, a medida que nos vamos para el sudoeste, oeste y centro norte del país”, contó Díaz Zorita.
Martín Díaz Zorita, profesor y consultor de DZD Agro.
El consultor también ponderó el costo de los insumos, su disponibilidad y acceso, una relación tan favorable que permite pensar en manejos nutricionales de alto vuelo.
Como tercer elemento, mencionó la información. “Los productores están acostumbrados a tomar decisiones por el promedio, y ese promedio ha ido mejorando a partir de ajustes en la elección de la variedad, su comportamiento frente a enfermedades, la incorporación de fungicidas en el paquete tecnológico, pero también sabemos que con más información sobre lo que pasa en cada campo y lote se pueden establecer los parámetros específicos para un manejo nutricional que de respuestas”, relató Díaz Zorita.
“Por primera vez en mucho tiempo el trigo no necesita adorno, te digo más, cuando hacés los números, la soja es un peso esta campaña, el trigo hoy es negocio por sí solo, por eso, para mí, esta campaña, no hay razones para no hacer trigo”, reflexionó la directora Ejecutiva de Fertilizar Asociación Civil, María Fernanda González Sanjuan.
Y agregó: “Hay humedad, una muy buena relación insumo-producto con precios de fertilizantes por debajo de los valores históricos y mercado, está todo dado para que los productores adopten estrategias nutricionales que apunten a aprovechar al máximo el agua disponible y alcanzar los techos de rendimiento en sus propios campos”.
Con la humedad asegurada, otro factor que analizan los productores es el precio de los fertilizantes y este año está en niveles históricamente bajos. Tomando el mes de abril como la época en la que se toma la decisión de comprar el fertilizante que se usará para trigo o cebada, la relación insumo-producto para el fosfato diamónico es inmejorable, porque se necesitan 3,5 kilos de trigo para pagar un kilo de ese fertilizante. Mientras que, por ejemplo, en abril de 2019 se necesitaban más de 4 kilos y en abril de 2015 se necesitaban 5 kilos de trigo para un kilo de DAP.
María Fernanda González Sanjuan, directora Ejecutiva de Fertilizar Asociación Civil.
En el caso del nitrógeno, no es la mejor relación del último lustro, pero está muy bien también. En abril de este año era de algo menos de 3,5 kg de trigo para un kilo de urea granulada, similar a 2019.
“El trigo es de los cultivos que más responde a la fertilización, el productor sabe que con humedad puede apuntar a buenos rendimientos y calidad”, relató González Sanjuan, quien destacó que por lo que venían viendo, habían aumentado los despachos de fertilizante para NOA y NEA.
“Hay humedad y los productores saben que pueden apuntar a tener un cultivo de grano con más rendimiento o bien a usarlo como puente verde pero que les deje una mejor cobertura”, apuntó González Sanjuan.
Vale recordar que la producción de trigo de Argentina aumentó 119% desde 2009 (de 9 a 19,75 millones de toneladas) con un incremento de 88% en superficie (de 3,6 a 6,9 M/ha). El saldo exportable se multiplicó por seis y el consumo de fertilizante se triplicó.
Y en este sentido, el consumo de fertilizantes en este cereal pasó de 430.000 toneladas en 2009 a 1,5 Mt en 2019. En este derrotero el trigo aumentó su participación respecto del total de fertilizante vendido. Pasó de un 18% de participación en 2009 (respecto de los 2,4 millones de toneladas de fertilizante vendidas ese año) a un 33 % de las 4,68 Mt vendidas el año pasado.
Eduardo Tajada, presidente de la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (CIAFA).
“Esperamos que el récord de producción que se estima para este año de trigo traccione para también seguir aumentando la demanda de fertilizantes, que en 2019 fue de 4,5 millones de toneladas y en 2018 había sido de 4,3 Mt, y sabemos que las gramíneas son el motor del mercado”, apuntó Eduardo Tajada, presidente de la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (CIAFA). Aunque se mostró aún con incertidumbre respecto de qué pasará con el maíz, “por la merma en el consumo de combustible, la caída del etanol y, por ende, habrá que ver qué pasa con la siembra esta campaña”.
“El aumento en el consumo de fertilizantes es positivo para la industria, pero también para el país, porque quiere decir que hay más rotación y mejora la sustentabilidad de todo el sistema”, reflexionó Tajada.
Un punto que destacó tajada es que el abastecimiento de fertilizantes como de fitosanitarios no se interrumpió durante la pandemia por lo que las plantas establecieron protocolos. "Hubo una disminución en la capacidad operativa de las plantas, trabajaron entre el 60 y 80% de la capacidad pero no afectó porque había distribuidores stockeados. Más que argentina tiene producción local de fertilizantes y fitosanitarios lo que nos independizó en el comercio internacional de estos productos", aclaró.
Ahora bien, no sólo se trata de nitrógeno y fósforo, el trigo también está empezando a mostrar en varias zonas respuestas a micronutrientes. “A partir de experiencias en maíz, aprendimos que uno de los elementos clave para que puedan expresarse el nitrógeno y el fósforo es el zinc”, relató Díaz Zorita. Entonces, nitrógeno y fósforo son imprescindibles, pero también empiezan a tallar el azufre, “que en aplicaciones de al menos 10 kg/ha mejora el rinde pero también la eficiencia en el uso del nitrógeno, y otro que no puede faltar es el zinc, que escasea en el 70% de los suelos y que genera un aporte de por lo menos un 5% de rendimiento en estrategias de alta producción”.
Datos de Fertilizar y Ciafa muestran que en 2019 el volumen de fertilizantes nitrogenados utilizados en el total de la producción argentina fue de 2,6 millones de toneladas, le siguen los fertilizantes fosfatados con 1,7 Mt, los azufrados con 0,20 Mt y los fertilizantes potásicos, con 0,07 millones. Sin embargo, el uso de fuentes azufradas fue el que más aumentó respecto de 2018, con un 12% el uso de fuentes azufradas, 11% fosfatadas y 8% para nitrogenadas.
Díaz Zorita llamó la atención respecto de la importancia de realizar análisis de suelo, “una herramienta muy importante, que ayuda a cuantificar y priorizar la toma de decisiones, pero que, lamentablemente, sólo utilizan un 10% de productores”. “Casi siempre el aporte nutricional se decide repitiendo lo de la campaña anterior, ajustando lo que hacen otros en la zona y pensando en el rendimiento buscado”, lamentó Díaz Zorita, quien advirtió que algunas empresas están trabajando con lo que llamó “muestreos inteligentes”, esto es, “usando mapas de rendimiento y de ambientación para hacer más sólida la toma de decisiones”.
Desde Ciafa, Tajada manifestó que, si bien se ha mejorado, Argentina todavía está en niveles de subdosis de fertilizantes. “Ayudaría mucho para consolidar esta mejora si se sanciona en algún momento la desgravación para el uso de fertilizantes (N de la R: proyecto del hoy Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Basterra y el Diputado Juan Casañas, que tiene estado parlamentario), porque más fertilización significaría más producción con todos los beneficios que esto implica para la economía y el ambiente”, argumentó Tajada.
“Las condiciones de este año no se dan todas las campañas, estamos ante una gran oportunidad de hacer un manejo correcto, sustentable, con una relación insumo-producto sin antecedentes, está todo dado para explorar los techos apalancados en la fertilización sin muchas posibilidades de fracasar donde haya humedad”, cerró González Sanjuan, que, incluso, motivó a los productores a que prueben, aunque sea en una franja de sus campos, una fertilización de alto rendimiento para buscar ese techo y recortar la brecha entre los kilos alcanzables y los que están logrando.