El INTA y las provincias algodoneras trabajan en el desarrollo de distintas estrategias para hacer frente a esta plaga. Desde el organismo destacan la necesidad de un trabajo integrado y de articulación con los productores.
De acuerdo con María Alejandra Simonella ,investigadora del INTA Sáenz Peña, Chaco, "el picudo del algodonero es una plaga muy dañina con un potencial de destrucción tremendo, debido a su capacidad reproductiva".
"Se alimenta y daña las estructuras reproductivas del algodón, o sea que perjudica directamente a la producción, disminuyendo el rendimiento y la calidad del cultivo", especificó la técnica.
Para controlarla, Simonella destacó la importancia de realizar un manejo integrado: "Con una sola práctica no se puede pretender manejar a la plaga. Es clave combinar todas las estrategias disponibles para manejar y controlar al insecto". A su vez, se refirió a la necesidad de una articulación entre los productores a fin de aumentar la eficiencia.
En esta línea, se refirió a la importancia de realizar un control cultural y lo consideró uno de los "elementos más fuertes" que incluye todo aquello que el productor puede hacer el ambiente de la plaga lo menos favorable posible para su desarrollo.
A su vez, se refirió al control genético y, en este sentido, se refirió a la reciente obtención de una variedad resistente al picudo, fruto de un convenio entre el INTA y las principales provincias algodoneras. "Ahora estamos en el largo proceso de multiplicación que nos llevará, al menos, unos cinco años", indicó Simonella.
Por último, la investigadora destacó la importancia de realizar constantes monitoreos a campo y para esto subrayó el rol de T.O.M.I., un dispositivo de captura masiva para la observación y control de esta plaga algodonera.
"Esta trampa permite monitorear y controlar la plaga", reconoció Simonella quien aseguró que se trata de una innovación del INTA simple y de fácil construcción, de bajo costo y ambientalmente segura".