Un informe del INTA Pergamino (Buenos Aires) señaló que los últimos relevamientos indican que las isocas no aflojarán su incidencia en los cultivos de soja, y que junto al incremento de chinches, los plantíos de segunda se ven amenazados.

La oruga anticarsia se hace fuerte en Entre Ríos, Norte de Córdoba, Este de Santa Fe y partidos de Buenos Aires linderos al río Paraná.

En tanto, la variedad "Medidora", según el reporte, está firme en el corazón de la región pampeana, gran parte de Córdoba, Santa Fe y Centro Norte y Noroeste de Buenos Aires.

"Con defoliadoras, en el período reproductivo de la soja hay mucho menos margen de maniobra que con respecto al período vegetativo, y en ese sentido entre R3 y R5 no sería conveniente que la defoliación supere más allá del 15 al 25 por ciento dependiendo de los grupos y estados fenológicos", sostuvieron los técnicos del INTA Pergamino.

Para el monitoreo de los daños de defoliadoras, se recomienda  usar un patrón de defoliación (imágenes de folíolos con niveles de superficie faltante adecuadamente medidos) a fin de determinar el grado de defoliación del lote "midiendo cada folíolo comparativamente con dicho patrón".

Debido al actual estado avanzado de la soja de primera, en soja de segunda se torna más importante aún el utilizar alternativas residuales para el control de isocas. "En general dentro de la región pampeana se está registrando de manera casi continua la puesta de huevos de lepidópteros plaga en muchas localidades", se dijo.

También en soja de segunda fundamentalmente, todavía con mucho tiempo por delante de susceptibilidad a isocas, se debiera considerar el uso de insecticidas que protejan la fauna benéfica, especialmente en caso de medidoras, ya que con esta especie el complejo de benéficos muestra el mayor potencial de control natural.