La recuperación de plástico, para su posterior reciclado, es una acción en auge, que crece en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a través de los “puntos verdes”, y, ahora, también está llegando al campo, por medio de la recuperación de los envases vacíos de agroquímicos.
CampoLimpio es una organización que promueve la gestión. Nacida del trabajo conjunto entre la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe) y la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (Ciafa), la entidad propone el desarrollo de Centro de Almacenamiento Transitorio (CAT), la implmentación de la una logística integral, la capacitación y la trazabilidad de los envases a recuperar.
“Las empresas tienen la responsabilidad de recupero de los envases o su disposición final, de acuerdo al contenido, porque, según la reglamentación, el envase es del registrante. Por su parte, los productores, el otro eslabón de la cadena, deben realizar el triple lavado, perfolarlo -sin dañar la etiqueta- y trasladarlo al centro de acopio transitorio más cercano”, explica Nieves Pascuzzi (foto 1), coordinadora técnica de CampoLimpio, a Infocampo.
De esta forma, una vez que el envase llega al CAT puede tener dos caminos: o bien, se recicla, para hacer otro tipo de producto plástico o se dirige a su destrucción, por medio termodestrucción.
La Ley de Gestión de Envases Vacios de Fitosanitarios (Ley 27.279) que establece la obligatoriedad de esta gestión se sancionó en el año 2016 y, desde entonces, se viene gestando este sistema a nivel nacional. En tres años, hay distintos grados de avance sobre la normativa, de acuerdo a la provincia y el municipio.
“Para nosotros -agrega Horacio Silva, presidente la organización- este proceso tiene tres etapas: la normativa, dado por la organización de procesos; la etapa de negociación, que se trata de la implementación y la construcción de los CAT y etapa de conscientización del productor”.
Cada centro de acopio de envases deber contar con habilitación provincial y municipal. En este momento, hay bajo análisis unas 60 localidades en todo el país. Hacia fin de año, se espera que hayan construidos 15 centros y para el año que viene, CampoLimpio espera otros veinte terminados.
“Nosotros trabajamos mucho con la idea de economía circular, con lo cual todo el trabajo queda circunscripto a la misma provincia, para generar actividad económica y que genere inversión”, senala Ernesto Ambrosetti, director ejecutivo (foto 2).
Cuando todo el sistema esté en funcionamiento, la trazabilidad del envase comenzará en la compra. “En la adquisición del agroquímico, supongamos 20 bidones de glifosato de 20 litros, quedará registrado el CUIT del comprador. Luego de eso, el habrá 365 días para entregar los 20 envases al centro de acopio ya que se supone que usaron. Si esto no sucede en tiempo y forma, el productor será multado y hasta imposibilitado de comprar más agrquímicos. En el caso de que solo necesitó de 15 en un año, aun resta definir cómo hará el descargo por los 5 bidones restantes”, señala Ambrosetti.
Lo cierto es que como parte del sistema de trazabilidad participa el Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) y el de Ministerio de Medio Ambiente y CampoLimpio. Pronto, adelantan los directivos de la entidad, los últimos de estos tres tienen muy avanzado su sistema informático para la puesta en marcha. En cuanto, el Servicio y el Ministerio hayan concluido, será otro avance en este proceso de gestión ambiental sustentable.