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Las deudas pendientes en maíz

En nutrientes destacan que solo se restituye el 40% de lo que se extrae, y si bien la fertilización mejoró respecto a una década, sólo hay un 20% que realiza muestreos para basar sus diagnósticos de aplicaciones. También afirman que aún es bajo el nivel de refugios en el uso de tecnología Bt.

La “superçcosecha” de maíz de esta campaña, que se estima en 48 Millones de toneladas, no debiera hacer olvidar que existen muchas tareas pendientes en el sector para potenciar el desarrollo del cultivo en Argentina. En el marco del Congreso Maizar, especialistas hicieron hincapié en los puntos flacos que aun tiene la producción de maíz en el país, aportando datos concretos y medidos sobre las últimas campañas.

Aunque la fertilización aumentó por ejemplo, los suelos siguen perdiendo nutrientes, y la implementación de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) no está todavía a la altura de las exigencias de competitividad del mercado mundial. 

“Estamos viviendo una gran transformación. De sistemas productivos basados en insumos, se pasó a sistemas basados en tecnología y conocimiento”, dijo Sofía Gayo, analista del Departamento de Investigación y Prospectiva Tecnológica de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en el panel Tecnologías para un maíz competitivo desarrollado en el evento que tuvo cita esta semana en Buenos Aires. “Hoy las cosechadoras no solo recolectan granos. También cosechan información, que sirve para la toma de decisiones”, añadió.

Frente a este panorama, la especialista trazó un mapa de situación del maíz en Argentina. Confirmó que el maíz tardío representó el 45% de la superficie sembrada. “Cambiaron los materiales de trabajo y el uso de eventos biotecnológicos constituye hoy el 94% del total”. En general se trata de múltiples eventos apilados, orientados al control de insectos y la resistencia a herbicidas, a lo que remarcó: “El gen Bt debe usarse con la práctica de refugio. Pero sólo el 33% de los productores lo hicieron en la campaña 2017/18, un porcentaje muy bajo”.

Otro de los puntos a mejorar para Gayo a la hora de hacer maíz está en la fertilización, donde si bien la superficie fertilizada ronda el 80% y aumenta cada año, no se repone en la misma medida en que se extraen: “Se devuelven solamente el 40% de los nutrientes, y únicamente el 20% de los productores hace muestreos de suelo para basar su diagnóstico. En muchos casos se fertiliza a ciegas”, remarcó la especialista.

Principales deficiencias nutricionales

Fernanda González San Juan, gerente ejecutiva de Fertilizar, detalló algunos parámetros en los que se desenvuelve la producción de maíz en el suelo argentino. 

Destacó que hay que prestarle especial atención a el BPN (Balance Parcial de Nutrientes), un indicador que mide la relación entre la cantidad de nutrientes removida durante la cosecha y la aplicada al cultivo mediante fertilización, a fin de poder lograr una mejor ecuación económica que asegure la productividad de los cultivos y mejore la sustentabilidad de los sistemas.

La especialista comentó que llevaron adelante un estudio junto al INTA, que demuestra que los suelos se están deteriorando. El análisis foliar del maíz demostró una deficiencia de nitrógeno en el 44% de las muestras. En el caso del potasio, la deficiencia llegó al 28%, y en el del zinc, al 39%. En cuanto al potasio, “el 70% de los suelos se encuentra por debajo del umbral de respuesta de los cultivos extensivos tradicionales”, explicó. 

González San Juan dijo que un tema importante es que el maíz de silo extrae todo el potasio del suelo durante la cosecha, por lo que habría que incluir este nutriente en los análisis de suelo que se hacen habitualmente. Otro tanto ocurre con el zinc, que también tiene un alto índice de extracción en la cosecha. “Muchos sostienen que este tipo de maíz debería ser manejado y comercializado aparte, dado el mayor valor nutricional que le aporta el zinc”, señaló. “Los suelos que tienen resueltos los demás nutrientes, a veces ven disminuida su productividad por falta de zinc”.

Es suma, “la menor disponibilidad de nutrientes por parte de los cultivos, aún con fertilización, está limitando los rendimientos”, dijo.

En relación con las prácticas agrícolas, Fabiana Malacarne, gerente de Asuntos Regulatorios de la Asociación Semilleros Argentinos, recordó cuando hace tres años surgió el primer caso de resistencia al gen Bt por parte de Diatraea saccharalis, vulgarmente conocido como barrenador del tallo. “Nos propusimos salir de nuestra zona de confort, hablar con todos los actores involucrados y asociarnos con los jugadores clave de toda la cadena maicera para trabajar sobre esto”, agregó. 

Un tema clave en este tema es la realización de refugios. “Al principio muchos productores decían que les hablábamos de la importancia del refugio, pero no se lo vendíamos. Eso generó la decisión de producir y vender el paquete conocido como refugio estructurado (9+1)”, que consiste en sembrar, en la misma fecha, una porción del 10% del lote con maíz no Bt de similar ciclo de madurez que el maíz Bt. “También recomendamos el refugio en bolsa, conocido como RIB, para ciertos casos. Solo el 23% de los productores hacía refugio. En tres años, se pasó al 33%, un avance muy importante en un breve período”, señaló la disertante. 

En relación con la exportación, dijo que hay que abrir nuevos mercados y conservar los actuales. “Para diferenciarnos, de nuestros competidores, necesitamos calidad. Y sin tecnología Bt, hay una mayor presencia de micotoxinas en el grano”.

Como conclusión, indicó que hay una baja adopción de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) para el Manejo Integrado de Plagas (MIP), y que hay que incorporar definitivamente cuatro BPA: monitoreo, refugio, barbecho y rotación.

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