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Detectan tizón en cultivos de garbanzo

Por primera vez se detectaron en Córdoba y en Buenos Aires importantes focos de una de las enfermedades más problemáticas y destructivas para el cultivo de garbanzo en el nivel mundial: la rabia o tizón. La ingeniera agrónoma Gloria Viotti determinó la presencia de la enfermedad, que hasta el momento no se había reportado en el país.

"Debido al desconocimiento sobre esta enfermedad es posible que haya pasado inadvertida en el campo", comentó la profesional, que es directora técnica del Laboratorio Agroplant (biotecnología y medicina vegetal) de Monte Cristo y profesora de la Cátedra de Cultivos Extensivos en la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Córdoba.

La Bolsa de Cereales de Córdoba acaba de estimar que en la provincia se han cosechado en la campaña recientemente concluida 41.250 toneladas de garbanzo, volumen superior en un 21% al del ciclo precedente. Según el reporte de la institución, el rinde promedio provincial fue de 22,35 quintales por hectárea, con resultados de 16 quintales en secano y de 29 quintales con riego. Córdoba es la principal productora de garbanzo de la Argentina.

Provoca graves daños

La enfermedad detectada es causada por un hongo cuya denominación científica es Ascochyta rabiei . Dependiendo del estadío en que ocurre la infección, causa daños en la planta y en los granos, con pérdidas que pueden llegar a ser totales en los casos extremos. Las primeras manifestaciones de la enfermedad son pequeñas manchas redondas de color oscuro en hojas, vainas y/o tallos. Estas manchas aumentan progresivamente su tamaño y sobre ellas se pueden observar puntos negros, correspondientes a las fructificaciones del hongo.

Los principales daños están asociados a la necrosis de tejidos (manchas) en los tallos y en las ramas, que al alterar la circulación de agua y nutrientes termina produciendo la muerte de la planta en forma prematura. Cuando la infección ocurre en forma tardía (vainas ya formadas), no sólo puede ocasionar pérdida de rendimiento (falta de desarrollo o menor tamaño de los granos), sino que afecta la calidad debido a su capacidad de infectar los granos y las semillas.

Transmisión por semillas

La enfermedad se conoce por su virulencia y capacidad destructiva en otros países productores de garbanzo pero -como se apunta- no se había manifestado, hasta esta campaña, en la Argentina.

Haberla detectado implica que, en adelante, será imperativo cambiar rotundamente el enfoque de manejo sanitario del cultivo, opinó Viotti.

La enfermedad se transmite por semillas, por lo que será de suma importancia para la próxima campaña hacer análisis sanitarios de los lotes que tengan este destino. Es recomendable que este análisis se aplique a todos los lotes de semillas.

Otras medidas propuestas por la especialista: rotación de los lotes; monitoreo; consulta a los técnicos, más una correcta y oportuna aplicación de fungicidas foliares.

El hecho de que la enfermedad se haya detectado en dos provincias (Córdoba y Buenos Aires) denota que la problemática ya está instalada en el país.

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