Cargando...

Fertilizantes en Argentina-Análisis del Consumo

El incremento de la producción y el rendimiento de los cultivos ocurrido en los últimos 60 años a escala global pueden ser atribuidos a numerosos factores, tales como el mejoramiento genético, el manejo de plagas y enfermedades, la conservación de los suelos y las prácticas culturales. En este sentido, la aplicación de fertilizantes contribuyó significativamente, por lo que su consumo a nivel mundial creció notablemente en las últimas décadas (Campos et al., 2012).

Evolución del consumo de fertilizantes en Argentina

En la Argentina durante los últimos 27 años, el consumo de fertilizantes se incrementó más de 10 veces, de 300 mil toneladas en 1990 hasta 3.7 millones en el año 2017, que fue el máximo registro de consumo. La tendencia de crecimiento siempre fue positiva hasta el año 2008 (Figura 1), cuando por razones climáticas y macroeconómicas, el volumen se estancó. En los últimos dos años, al cambiar las políticas macroeconómicas nuevamente el consumo volvió a alcanzar los máximos valores de la campaña 2011 y 2007.

Figura 1. Evolución histórica del consumo de fertilizantes en Argentina. Fuente: CIAFA-Fertilizar Asociación Civil.

En el año 1992, la participación de los fertilizantes nacionales era del 15% del consumo total mientras que en el año 2017 la participación fue del 40% sobre el total (Figura 1). Este crecimiento en la participación de la producción local de fertilizantes se explica por la apertura de fábricas locales de escala mundial, que fueron ocupando un rol creciente en la provisión del mercado argentino.

El aumento de la producción nacional de fertilizantes comienza durante el año 2001 cuando entró en producción la planta de urea de Profertil en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires. El aumento en el consumo de azufre (S) promovió el desarrollo nuevos proyectos. En 2004 se incorporó la producción de tiosulfato de amonio de Bunge (en ese momento Petrobras) en localidad de Campana, también en provincia de Buenos Aires. En 2006 se inaugura la producción de superfosfato simple de Mosaic en Puerto Gral. San Martín, provincia de Santa Fe, y en 2008 la de Bunge en Ramallo, provincia de Buenos Aires. Luego en los últimos años la Planta de Profertil en Bahía Blanca tuvo optimizaciones en su proceso lo que permitió aumentar su capacidad de producción.

Consumo de fertilizantes por cultivo y nutriente principal, campaña 2016-17

En base a estudios sobre el consumo de fertilizantes desarrollados por Fertilizar AC la campaña 2016/17, en la Tabla 1, se detalla el consumo en toneladas de producto comercial de los fertilizantes, agrupados por nutriente principal y para la mayoría de los cultivos que se realizan en la Argentina. Los productos nitrogenados incluyen urea granulada y perlada, UAN y nitrato de amonio calcáreo. Los fosfatados están integrados por fosfato monoamónico (MAP), fosfato diamómico (DAP), superfosfato simple (SPS), superfosfato triple (SPT) y otros fosfatados. Los azufrados son sulfato de amonio, sulfato de calcio, tiosulfato de amonio, yeso agrícola y otros azufrados. Por último, los potásicos que incluyen al cloruro, nitrato y sulfato de potasio, tiosulfato de potasio y otros potásicos.

El consumo total de fertilizantes en la Argentina para la campaña agrícola 2016–17 fue de 3.609.084 de toneladas de producto comercial (Tabla 1). El 92% del total del mercado se distribuye entre los fertilizantes nitrogenados con 51% y los fosfatados con el 41%. Estos nutrientes son los de mayor uso en nuestro país y se utilizan tanto en cultivos extensivos como en intensivos. El tercer nutriente en importancia es el S con algo más del 4% (Tabla 1), a pesar de que parte importante del aporte de S se realiza con superfosfato simple que se contabiliza entre fosfatados y que representa algo más del 10% del mercado. En la práctica, el S se aplica siempre junto al fósforo (P) o al nitrógeno (N). El potasio (K) es de uso muy restringido en la Argentina y se circunscribe a cultivos regionales y arroz. El mercado de micronutrientes en la Argentina está demandando principalmente zinc (Zn) y boro (B) aplicado en frutales, aunque más recientemente en cultivos extensivos como maíz, girasol y soja.

Los cultivos extensivos (trigo, cebada, maíz, soja, sorgo y girasol) explican el 88% del consumo total de fertilizantes durante toda la campaña (Tabla 1). Trigo y maíz son los cultivos que más fertilizante utilizan. Para entender el consumo de fertilizantes por cultivo hay que analizar dos indicadores: cuantas de las hectáreas sembradas se fertilizan y cuál es la dosis de esas hectáreas fertilizadas. En la Figura 2 se muestra la cantidad de hectáreas que recibieron alguna dosis de fertilizante para la campaña 2016-17. En el caso de cereales y el girasol, el área fertilizada es superior al 80% del área sembrada, quedando sin fertilización solamente zonas marginales. En cambio, en el caso de la soja, tan solo el 53% de las hectáreas sembradas son fertilizadas. A pesar de las bajas dosis utilizadas, la soja es el tercer cultivo que más fertilizante consume en nuestro país, detrás del maíz y el trigo, debido a la extensa área sembrada (Tabla 1). El resto de los cultivos que integran la Tabla 1 representan el 12% del consumo total del 2016, alcanzando un volumen de 431.185 toneladas.

Tabla 1. Composición del Consumo de Fertilizantes 2016 (en toneladas). Fuente: Fertilizar Asociación Civil.¹ Otros Fertilizantes: Incluye Productos que por su composición química no tipifican para ninguno de los Grupos Químicos anteriores.² Incluye frutales, cultivos hortícolas, papa, caña de azúcar, tabaco, arroz, algodón, yerba mate, olivos, forestales y ornamentales. 

Figura 2. Aplicación de fertilizantes por área sembrada de cultivo. Campaña 2016-17. Fuente: Fertilizar Asociación Civil.

Reposición de nutrientes en los cultivos extensivos

Con el nivel de uso de fertilizantes actual, la reposición promedio de nutrientes (porcentaje de nutrientes repuestos por medio de los fertilizantes, de los nutrientes extraídos por la cosecha de los granos) para los principales cultivos (trigo, maíz, soja y girasol) oscila entre un 25% y 35% en promedio para los principales nutrientes (N, P, K y S). Este indicador muestra como se viene deteriorando la fertilidad química de nuestros suelos.

El balance de nutrientes tuvo una tendencia positiva hasta la campaña 2006-7, mejorando paulatinamente en N, P y S (Figura 3). Sin embargo, el sistema sigue degradando las reservas de nutrientes de los suelos. Debido a los altos niveles de K en los suelos, el aporte de este nutriente a través de fertilizantes es muy bajo. Un estudio de suelos realizado por Fertilizar e INTA (Sainz Rozas, 2012) demuestra que esta estrategia ha bajado los niveles de K extractable de manera evidente, aunque todavía se encuentran por encima de los umbrales de fertilización.

Figura 3. Evolución de la reposición de los principales nutrientes. Fertilizar Asociacion Civil – IPNI Cono Sur

Proyectando una situación de buenas prácticas agronómicas en Argentina, para el caso del N y el S deberíamos elevar la actual reposición de 40% a un 80%. Para el caso del P, deberíamos pasar de un 50% de reposición actual a un 90% de reposición. En este nutriente, los trabajos realizados por el INTA (Sainz Rozas et al., 2008) indican que el consumo de fertilizantes debería, al menos, duplicarse para reponer la extracción que se genera con la actual actividad agrícola.

Si realizamos este mismo balance para cada cultivo vamos encontrar que son las gramíneas los cultivos que mejor reposición presentan y la soja el más desequilibrado en este aspecto (Figura 4). La soja requiere principalmente P, K y S. La respuesta a la fertilización con P se manifiesta en general cuando los contenidos de P extractable en los suelos es menor a 13 -15 ppm. Los suelos pampeanos por su génesis estaban bien provistos de P en muchas zonas y las respuestas iníciales a la fertilización eran bajas, generando la idea de que el cultivo de soja no responde a la fertilización como el resto de los cultivos. En la actualidad, el 70% de los suelos pampeanos se encuentran por debajo de los 15 ppm de P extractable (Sainz Rozas et al., 2008). Por lo tanto, estaríamos en una respuesta generalizada a la fertilización con P en soja en la mayoría de los campos pampeanos y la magnitud de esta respuesta es cada vez mayor. Los estudios realizados por la Red de Estrategias de Fertilización que lleva adelante FERTILIZAR en la región pampeana indican una respuesta de 700 kg de soja / ha en promedio.

Figura 4. Evolución de la reposición de nutrientes en los principales cultivos. Fertilizar Asociacion Civil

Bibliografía

Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (CIAFA). http://www.ciafa.org.ar

Campos, M., S. Campos Carlés, P. Garré, V. González Basteiro, F. Mayer, J. Micheloud, L.  Pederiva, y N. Udaquiola. 2012. Mercado de Fertilizantes. La Argentina y el mundo. AACREA. Buenos Aires.

Fertilizar Asociación Civil. 2012. Estadísticas. Disponible en: http://www.fertilizar.org.ar/

García F.O., y M.F. González Sanjuán. 2013. La nutrición de suelos y cultivos y el balance de nutrientes: ¿Cómo estamos? Informaciones Agronómicas de Hispanoamérica 9:2-7. IPNI. Disponible en http://www.ipni.net/

Sainz Rosas H.R., y H.E. Echeverría. 2008. Relevamiento de la concentración de fósforo asimilable en suelos agrícolas de la región pampeana y extrapampeanas. Actas CD XX Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo. San Luis. AACS.

Sainz Rosas, H.R. 2012. Impacto de la agricultura sobre algunas propiedades edáficas en suelos de la región pampeana argentina. Presentado en Mundo Soja Maíz 2012, Buenos Aires, Julio 2012. SEMA.

Compartir: