Sandro Raspo es un ingeniero agrónomo y consultor privado con una reconocida trayectoria en los sistemas bio-integrados. En la segunda jornada del XXVI Congreso de Aapresid “Sustentología” compartió con los presentes su experiencia en el manejo de malezas, los cultivos de servicios y las rotaciones con eje en la biodiversidad y el cuidado del medio ambiente. Para abrir su disertación dio un diagnóstico de situación: en los sistemas agrícolas actuales se han incrementado las dosis y frecuencias de aplicaciones de herbicidas, siendo la principal causa de esto la aparición de malezas resistentes y tolerantes o de difícil control.
El costo anual de control de malezas en los diferentes sistemas alcanza aproximadamente los 1.300 millones de dólares, pero podría llegar a ser mucho mayor si se continúa esta tendencia de sistemas simples que generan manejos complejos, incrementándose también las pérdidas de rendimiento e impacto ambiental sobre los mismos.
Tras eso, destacó que los cultivos de cobertura invernales (CCI) representan una práctica con potencial para reducir el uso de herbicidas en post emergencia de soja, y citó los ensayos (macros) realizados durante la campaña 2017-2018 en distintas zonas del país, los cuales permitieron cuantificar y dimensionar el efecto de mono y poli especies utilizadas como coberturas.
Evaluación de la biomasa generada por el cultivo de cobertura
“El control que realizan los policultivos sobre carga de malezas logrando eficiencias de control respecto al testigo mayores al 85%. Una alternativa para adelantar la fecha de siembra de los cultivos de cobertura se presenta con máquinas que distribuyen al voleo tipo ALTINA. La experiencia desarrollada en Don Mateo, Ameghino, provincia de Buenos Aires sobre cultivos de soja fue excelente. Lográndose implantaciones del 75%”, aportó. Y acotó que este adelantamiento en la siembra permitió excelentes controles (>80%) sin uso de herbicidas posteriores y que la distribución aleatoria y la colonización de diferentes espacios mejoró la distribución de raíces y anclaje de la especie.
En cuanto a los mecanismos principales por los cuales los residuos de cultivos de cobertura como centeno o vicia inhiben la germinación y emergencia de las malezas anuales, mencionó: La atenuación de las señales del medio ambiente (luz, temperatura, precipitaciones, oxigeno) que rompen la latencia de las semillas; la interferencia física con el proceso de emergencia de la plántula; y la liberación de compuestos fitotóxicos.
En este macro ensayo realizado en la región Córdoba Norte, CREA Barranca Yaco, La Sentencia, Ascochinga, se midió la frecuencia según protocolo Plan Nacional de Malezas de AACREA, y se calculó la frecuencia acumulada de todos los tratamientos.
“El testigo presentó la mayor diversidad y cantidad de especies malezas (frec. Ac >60%). Este macro ensayo demuestra el efecto supresor que tienen los diferentes especies y el uso de policultivos como herramientas para disminuir la cantidad y diversidad de especies malezas”, expresó.
El rolo para Cultivos de cobertura –dijo– puede ser utilizado para interrumpir el ciclo de gramíneas anuales como, centeno, trigo, avena, y cebada, como así también el de algunas leguminosas anuales (vicia, melilotus) y otras especies como los Rhapanus. “La mayor parte de las investigaciones utilizando rolos se ha realizado en gramíneas anuales de invierno, aunque también se han evaluado leguminosas como vicia villosa, arveja, y trébol encarnado”, acotó.
Al referirse a la vicia villosa, dijo que se encontraron controles consistentes al estado de floración con vainas pequeñas visibles en estadío 6-7 y que, a su vez, se encontraron buenos resultados rolando antes de estos estadíos pero con posibilidad de rebrote y la posibilidad de competencia con el cultivo posterior.
“Esta herramienta permite reducir el coeficiente de impacto ambiental, EIQ desarrollado por la Universidad de Cornell, NY, que tiene en cuenta el nivel de impacto hacia el operador que aplica los productos, el nivel de impacto hacia el consumidor y como impactan los fitoquímicos utilizados en la agricultura sobre el ecosistema”, sostuvo, y explicó que esto es utilizado por los agricultores americanos para decidir que agroquímicos van a utilizar en sus explotaciones.
Raspo precisó que con la aparición de las malezas duras en los cultivos de renta como soja o maíz, el índice de impacto ambiental ha aumentado el 30%, algo que puede disminuir con el uso de CC y más todavía si se finaliza su ciclo con un rolo crimper. “Estas herramientas apiladas (cultivos de cobertura + uso de rolo) permitirán producir en forma más amigable con el ambiente y reducir los conflictos entre lo urbano-rural”, resumió.
A modo de conclusión, refirió que los cultivos de coberturas en los sistemas de producción actuales agrícolas y mixtos permitirían mitigar el impacto de malezas tolerantes y de complicado manejo, reduciendo cantidad e impactando sobre su dinámica. “Bajando el uso de herbicidas hormonales y residuales se genera un impacto ambiental menor, y aportando a variables que no se han discutido en este documento pero son importantes de mencionar como son: mejoras en variables físicas, químicas y biológicas del suelo (entrada y conservación de agua, reducción de lixiviación de N, redistribución de nutrientes a través de la arquitectura de raíces, porosidad, reducción temperatura-erosión, y aportar carbono a los sistemas, variable desencadenante cuando se reduce de todos procesos negativos”, cerró.