Para Vicentin, al mejorar la genética de los cultivos se reduce el costo por tonelada producida y se logra la resistencia a plagas y enfermedades, al tiempo que se aumentan los rendimientos y la calidad de los granos. “Todo este desarrollo repercute en un aumento de competitividad”, subrayó.
CULTIVARES DEL INTA
Entre los cultivares desarrollados por el INTA Paraná, se encuentran las sojas convencionales y las transgénicas con modificaciones genéticas (OGM) que las vuelven tolerantes a glifosato.
INTA Paraná 661 (del Grupo de Madurez o GM 3.8) e INTA Paraná 629 (GM 5.5) se ubican entre los cultivares tradiciones; ambos no son OGM con bajo contenido de inhibidores de tripsina en grano. Entre las transgénicas, están INTA Paraná 6200 (GM 6.2) con vainas de cuatro granos e INTA Paraná 5500 (GM 5.5).
A su vez, un nuevo cultivar INTA Paraná 6.0 (GM 6) se encuentra en proceso de multiplicación, con muy buen rendimiento (40 quintales por hectárea) y estabilidad. Posee resistencia a roya asiática de la soja, cancro del tallo, mancha ojo de rana (MOR) y a cuatro razas del hongo Phytophthora sojae, con un promedio de 40 % de proteína y 23 % de aceite en grano.
Por su parte, el INTA Marcos Juárez en Córdoba desarrolló dos cultivares: Alim 5.09 y INTA MJ42 STS. El primero es no OGM (GM 5), indeterminado, de hilo amarillo y grano grande (230 gramos las 1000 semillas), resistente a cancro y a MOR, con un rendimiento potencial de 40 quintales por hectárea y un porcentaje de proteína de entre 41 y 44, excelente para alimentación humana. El otro es transgénico con tolerancia a glifosato y a sulfonilúreas.
En Buenos Aires, el INTA Bordenave desarrolló la variedad Rosana INTA del GM 3.9, transgénica con tolerancia a glifosato y sulfonilúreas, con un 43 % de proteína y 20 % de aceite en grano y resistencia a tres razas de Phytophthora sojae.
“En las tres experimentales del INTA, se desarrollaron numerosas líneas experimentales que poseen alto contenido de proteína en grano y resistencia a enfermedades”, valoró Vicentin. De igual modo, destacó que se encuentran en proceso de evaluación en ensayos de rendimiento por varios años y en diferentes localidades para, luego, identificar las mejores para su selección, licenciamiento y comercialización.
Respecto de la comercialización, Vicentin explicó que el INTA tiene acuerdos con distintas empresas de semillas que se encargan de multiplicarlas y comercializarlas. Un ejemplo es el caso de Semillas ACA, que tiene la licencia del cultivar INTA MJ 42 STS y evalúa nuevas líneas de soja del INTA en todo el país.
El cultivar INTA Paraná 629 es multiplicado por la Asociación Cooperadora de INTA Paraná para su futura comercialización.
A su vez, el INTA firmó un convenio con la empresa MBS Agroindustrias para desarrollar, multiplicar y comercializar sojas no OGM de alta proteína como Alim 5.09. También evalúan los cultivares INTA Paraná 661 e INTA Paraná 629 junto con nuevas líneas con alta proteína en grano.
“Su principal interés es hacer concentrados y aislados proteicos para formular alimentos balanceados para peces y comercializar granos y semillas”, especificó el investigador.
Asimismo, se renovó un convenio con la empresa Sensako de Sudáfrica que actualmente evalúa cultivares del INTA, líneas transgénicas y no OGM en ese país y en países limítrofes del continente africano.