En el marco del Programa Nacional de Control y Erradicación de Lobesia Botrana (PNPyELb), el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) analizó e intercambió información sobre el manejo de la polilla de la vid ante productores vitivinícolas.
De la jornada, celebrada en la sede de la Asociación de Productores de Arándanos de la Mesopotamia Argentina (APAMA) en la ciudad de Concordia, provincia de Ente Ríos, participaron productores que se encuentran comprendidos dentro del Plan de contingencia por Lobesia Botrana según la Disposición DNPV 6/2018.
En ese marco, disertó Ricardo López de la Dirección de Sanidad Vegetal del Senasa; el titular de APAMA, Alejandro Pannunzio; y el referente del Programa de Lobesia Botrana del Centro Regional Entre Ríos, Maximiliano Villone; quienes brindaron un panorama actualizado de la situación del sector y en conjunto esbozaron algunas estrategias para mejorar las condiciones de producción de la zona.
En el encuentro ante los productores, se explicaron las acciones que se realizan para actuar rápida y oportunamente ante la aparición de la plaga, implementando medidas fitosanitarias que tiendan a contener, controlar y evitar su dispersión. Los profesionales del Senasa respondieron las inquietudes de los productores y explicaron cómo funciona la Técnica de Confusión Sexual (TCS) –una eficaz herramienta de control biológico de la plaga de bajo impacto para el ambiente–, haciendo hincapié en los recientes resultados obtenidos en otras regiones del país.
Esta técnica, además, no afecta la fauna benéfica, no genera individuos resistentes y evita la aparición de plagas inducidas por efecto de la aplicación sucesiva de insecticidas.
La TCS consiste en la colocación de difusores de feromonas en el cultivo previo al inicio de la floración y logra que la feromona esté distribuida en el ambiente antes de que comiencen los primeros vuelos de la plaga, para asegurar el control temprano de la primera generación.
La Lobesia botrana es una polilla cuyo alimento principal es la vid. Produce daños directos provocando pérdidas en los volúmenes de producción y menor rendimiento por planta; además afecta la calidad de la fruta, tanto para consumo en fresco como para vinificación.
