La implementación de las Buenas Prácticas Agropecuarias (BPA) tiene como objetivo la producción de alimentos sanos, inocuos y de calidad, mediante el cuidado de los procesos y las condiciones de producción, y el cuidado, principalmente, de la salud del trabajador rural y su familia y de la sociedad en su conjunto, como así también la preservación de los recursos naturales.
Los productores cada vez las adoptan más, sobre todo en provincias como Córdoba, donde reciben una recompensa económica que incentiva el interés del sector en las técnicas.
En ese marco, el Ing. Agronomo Bruno Varsallona, especialista en productos fitosanitarios y ayudante de primera de la cátedra de Protección Vegetal de la FAUBA , dio su opinión sobre el tema a Infocampo.
“Considero que en estos años el tema ha tomado mayor transcendencia y gracias a esto tanto los consumidores como los usuarios de este tipo de productos se han ido concientizando de que lo que está en riesgo es la salud de todos los actores que participamos del sistema alimentario. Posiblemente ante la exigencia de los consumidores como disparador han tomado vuelo las BPA, han surgido y popularizado otros sistemas productivos que no incluyen el uso de agroquímicos y otros fenómenos que aún estamos por ver madurar. Es muy importante que se concientice a la sociedad con el fin de exigir a los gobiernos incluyan políticas de Estado con el fin de reducir los riesgos de contaminación con agroquímicos”, sostuvo Varsallosa.
En cuanto a la utilización y requisitos de las BPA sobre la utilización de maquinaria, equipos y herramientas tanto para cultivos extensivos e intensivos se puede mencionar lo siguiente:
• La maquinaria agrícola que interviene en los procesos productivos debe cumplir con las características particulares de la labor a la cual se la destina y a las condiciones de operación.
• Se debe realizar una correcta selección del equipo y adecuarlo mediante los alistamientos y las regulaciones correspondientes. Se busca darle prioridad a aquella maquinaria que provoque la menor alteración del ambiente posible, ya sea por la labor específica que se lleva a cabo como por la emisión de gases que produce su uso.
• La operación del equipo debe realizarse en forma segura. El mismo deberá contar con los elementos que hacen a la seguridad integral (operario y máquina), pero fundamentalmente se deberá capacitar a la persona o al grupo de personas que esté en contacto directo con el equipo durante la jornada de trabajo. En el caso que sea aplicable, el equipo debe contar con la habilitación técnica correspondiente.
• Se debe disponer de un plan de mantenimiento preventivo, revisiones de rutina y limpieza de los equipos con el objetivo de mantener en condiciones operativas a la maquinaria. Los registros de calibración, mantenimiento o verificación deben contemplar la fecha, el responsable, el equipo, el resultado de las mediciones y las acciones correctivas. La calibración de la máquina debe ser realizada como máximo cada doce meses y por una persona competente, para asegurar su correcto funcionamiento.
• En el caso de lavado de un equipo pulverizador, el mismo debe realizarse en zonas destinadas para el fin, la cual puede ser un playón impermeable de hormigón o uno con rejillas de drenaje las cuales deriven en un tanque de recolección enterrado o sobre cama biológica.
• En caso de maquinarias utilizadas en cultivos intensivos, las herramientas utilizadas para las tareas de tutorado deben estar afiladas y deben sumergirse en soluciones desinfectantes a base de hipoclorito de sodio o amonio cuaternario al pasar de una planta y al finalizar las tareas.