Una veintena de empresarios se encuentran hace días en Bruselas (Bélgica), donde sesiona la Comisión Europea, siguiendo el minuto a minuto de las negociaciones que el Mercosur lleva adelante para concretar un acuerdo de asociación con el viejo continente, cuyo desenlace es inminente, y que en esta instancia despierta ansiedad por las consecuencias negativas que puede tener en la industria, o por el recortado ingreso para la producción agropecuaria.
Representantes de la mesa sectorial de las carnes, la Sociedad Rural, las cámara de exportadores (CERA) y de comercio (CAC), del Grupo de Países Productores del Sur (GPS) e industriales metalmecánicos (Adimra), del calzado y de las automotrices, se reunieron ayer por la tarde en la embajada argentina en Bélgica con los negociadores argentinos, encabezados por el secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Horacio Reyser; el subsecretario de Comercio Exterior, Shunko Rojas, y la secretaria de Mercados Agroindustriales, Marisa Bircher, quienes comentaron que el Mercosur está terminando de ajustar su mejora de oferta para la Unión Europea (UE), para presentarla entre hoy y mañana.
De acuerdo a los trascendidos, la propuesta sudamericana se sustenta en una reducción de los años en los que regirán aranceles especiales sobre una variedad de bienes de origen industrial, a los que se busca proteger. Estas "canastas" de desgravación arancelaria, fijadas en ciertos casos en 10 o 15 años, podrían achicarse para contentar a los europeos, a quienes se les exige, como contraparte, ampliar los stocks para el envío de carnes, bioetanol y frutas de Sudamérica.
Los cambios introducidos a la oferta del Mercosur también podrían tocar a la posición hasta ahora conocida sobre el capítulo de reglas de origen, por las cuales se impide, básicamente, que un producto importado de otra región del mundo, con un valor menor, sea "nacionalizado" y se venda como un producto local de la industria europea o sudamericana.
Los empresarios argentinos, sobre todos los industriales, temen que la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay acepten atenuar los criterios sobre qué es y qué no un producto europeo, lo que se determina por el valor agregado, por la cantidad de componentes europeos, o por el valor bruto de producción. Hoy, la mayor preocupación pasa por evitar que Europa "triangule" productos de China, India o el sudeste asiático.
Para el sector agropecuario, la discusión pasa ahora por ampliar al máximo posible las cuotas para los productos de orígen agrícola y las carnes. Al parecer, Europa ya tendría su nueva oferta disponible, pero no se conocen ni siquiera indicios de su contenido. Sin embargo, los negociadores argentinos tienen expectativa de ver una mejora respecto a la ronda anterior.
Un punto no menor es que los negociadores observaron que hay intenciones de cerrar el acuerdo político-marco la semana próxima en Buenos Aires, durante la undécima conferencia ministerial de la OMC, algo por lo que el Gobierno viene peleando a fin de dar una señal de apertura e integración a las más de 160 delegaciones de naciones que vendrán para la cita. No se descarta que las rondas de negociación continúen más adelante, puliendo aspectos técnicos antes de la firma del acuerdo, que luego irá a debate a los parlamentos.