En esta semana se conoció que la Unión Europea renovaba por 5 años la licencia de uso del glifosato, con lo que generó cierto alivio en el sector agropecuario. Sin embargo, el plazo es escaso por lo que no deja de ser una espada de Damocles paraarancelaria. Esta, como tantas otras medidas que adopta la Unión Europea, hace que esté lejos de lograr empatía con el productor agropecuario argentino.
Se plantea un nuevo escenario en lo que concierne al tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, donde está claro que existe la voluntad política de cerrar el acuerdo luego de varios años de negociación. Sin embargo, existen algunos aspectos que afectarán directamente al productor. Tal es el caso de la propiedad intelectual de los productos fitosanitarios donde la propuesta de la Unión Europea abarca dos aspectos, el primero se refiere a las patentes de los fitosanitarios. UE pretende extender la duración de las mismas aduciendo que el tiempo del registro en las autoridades sanitarias es un perjuicio. Es decir que la empresa extendería el tiempo que tiene para monopolizar el mercado.
Por otro lado, se solicita también la exclusividad de los datos de prueba presentados, lo que implicaría, que por un período ninguna otra empresa pueda hacer uso de esos datos para registrar un fitosanitario. Esa exigencia bajo el esquema de registro por equivalencia, en un país donde la producción agropecuaria se sustenta sobre productos fitosanitarios genéricos, generará incrementos de precios considerables. Demás esta decir que los datos generados por esas empresas se utilizan para el registro en muchos países, por lo que recuperan la inversión ampliamente.
La última ronda de las negociaciones empieza hoy en Bruselas, y se espera que se firme en la reunión de OMC que tendrá lugar en Buenos Aires del 10 al 13 de diciembre.
Se merece el productor recibir buenas noticias para cerrar el año.