Un estudio que realizó la consultora KPMG Argentina asegura que las medidas adoptadas por el Gobierno permitieron revertir la tendencia de años anteriores y generaron una mejora de la rentabilidad y en el surgimiento de nuevas oportunidades para los agronegocios.
“La producción agrícola está retomando de a poco su rol como actividad central dentro del entramado productivo nacional, y las estadísticas de producción y exportación de los últimos dos años así lo corroboran”, indicó Mariano Balestra, vicedirector ejecutivo de KPMG Argentina y responsable del estudio, que se denomina: “Inversiones en el sector agrícola”.
La nueva forma de encarar los agronegocios impactará en el modelo productivo a largo plazo, privilegiando el incremento del rinde y la gestión de costos y riesgos de una manera moderna y eficiente. De este modo, la adopción de nuevas tecnologías, la homogeneización de las que ya estaban vigentes y la eficientización de los métodos de siembra permitieron que los productos agrícolas argentinos retomaran su lugar entre los mejores del mundo, en términos de calidad y rendimiento, asegura el trabajo.
“La cosecha 2016-2017 comenzó a mostrar un cambio importante en la tendencia, apoyado principalmente en los resultados observados en las cosechas de maíz y trigo. En efecto, mientras la producción de maíz trepó casi un 20%, respecto de la trilla anterior, el trigo alcanzó el récord histórico de 18 millones de toneladas, lo que representa un 63% de incremento en relación a lo producido en 2016”, precisa el estudio.
La soja, en cambio, disminuyó su producción en un 3%, acumulando 57 millones de toneladas durante la campaña 2016/17. “Resulta interesante observar que, eliminadas las retenciones a la exportación de trigo y maíz, la superficie sembrada de este tipo de granos aumentó considerablemente”, destacó Balestra.
En el 2016, además, se registró un importante aumento en la demanda de fertilizantes, que estuvo acompañada por un aumento proporcional en el consumo de herbicidas, pesticidas y fungicidas, entre otros.
“Puede estimarse -precisa el estudio- que la inversión anual en fertilizantes debió ubicarse en torno a los US$ 900 millones en 2015 y a los US$ 1.000 millones en 2016; en tanto que para fines de 2017, suponiendo que se mantienen tanto el precio promedio de los fertilizantes como las cantidades aplicadas, se espera que la misma se encuentre en valores similares. En los próximos cinco años podría alcanzar los U$S 1.400 millones”.
El estudio también se refiere a las obras de infraestructura que son clave para el sector, como el transporte ferroviario, almacenamiento, sistema de riego y puertos, entre otras. En este sentido hay proyectos en obras de infraestructura por más de U$S 95.000 millones.
El Gobierno estima que U$S 55.000 millones serían destinados a la concesión y construcción de 43.000 kilómtros de rutas y autopistas hacia 2027, mientras que U$S 16.000 millones a recuperar la red ferroviaria nacional.
“Existe también interés del sector privado en destinar inversiones para la expansión y mejora de puertos (ampliación de muelles, construcción de silos, etc.), principalmente los de Rosario y Buenos Aires”, concluye el estudio.