El impacto de la plaga de langostas en los cultivos es mínimo”, aseguró el responsable del Programa Nacional de Acridios (PNA) del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), Héctor Medina.
“Estamos atentos al daño que van causando. Por regla general, la langosta prefiere el monte y vegetación de baja calidad. Eso ha generado que el impacto económico de la plaga sea mínimo”, detalló el titular del Programa.
El especialista explicó el comportamiento de la plaga y las acciones realizadas por el Senasa, los gobiernos provinciales y las entidades de productores durante un encuentro de la Comisión Provincial de Sanidad Vegetal (Coprosave), realizado en el vivero San Carlos, situado en La Banda, Santiago del Estero, quien también analizó la situación del picudo algodonero.
La reunión estuvo encabezada por el director nacional de Agricultura, Ignacio Garciarena, y el vicepresidente del Senasa, Guillermo Rossi. También estuvieron la directora de Sanidad Vegetal del Organismo, Wilda Ramírez, el director del Centro Regional NOA Sur, Carlos Grignola, su par del INTA Santiago del Estero, Mario Mondino, funcionarios del Ministerio de la Producción de Santiago del Estero y representantes de la Asociación de Productores Agropecuarios de Zona IV (APAZ IV), entidad adherida a la Federación de Asociaciones Agropecuarias Santiagueñas (FAAS) y a Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
Medina explicó que las mangas de langostas se encuentran entre las localidades santiagueñas de Quimilí y Añatuya y que se desplazan en los últimos días hacia la zona de riego (Loreto, Fernández y La Cañada). “La buscamos en zonas de Salinas porque ya teníamos antecedentes de años anteriores. Creemos que van a migrar al oeste, que es el movimiento típico, histórico”, amplió.
El titular del Programa detalló que en Santiago del Estero se encuentran trabajando cinco equipos del Senasa y que para combatir la langosta se utilizan camiones Unimog, autosoplantes y aplicaciones aéreas cuando el clima lo permite. “Nuestro objetivo es impedir la oviposición y reproducción de la plaga para impedir su crecimiento poblacional. Por eso el monitoreo y control es permanente”, afirmó.
Medina destacó el trabajo de los productores que colaboran con las aplicaciones en sus campos, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y de la Provincia, fundamentales en el territorio para ayudar a los equipos del Senasa a conocer las nuevas zonas y caminos donde aparecieron las mangas de langostas.
Por su parte, el coordinador de Protección Vegetal del Centro Regional NOA Sur del Senasa, Rafael Rodríguez Prados, puso de relieve la tarea de los monitoreadores, que trabajan desde el amanecer hasta la noche, momento en que las langostas se asientan, situación ideal para las aplicaciones terrestres. “Este esfuerzo que vienen haciendo también es reconocido por los productores”, indicó Rodríguez Prados.
Picudo algodonero
A continuación, en la reunión, la APAZ IV presentó su plan piloto para la prevención del picudo algodonero, cuyo objetivo central es disminuir su incidencia en la zona IV de Santiago del Estero, generando condiciones para su futura erradicación.
Durante la presentación se informó que se logró el 95% de destrucción del rastrojo del algodón, gracias a la concientización del productor y la reducción de la población de la plaga a partir de la aplicación de tubos antipicudos.
El vicepresidente del Senasa, Guillermo Rossi, destacó el plan piloto y resaltó que “estamos teniendo como horizonte el trabajo conjunto entre productores, Provincia y Nación para lograr una mayor eficacia en los resultados. Esa es la clave que venimos impulsando desde el Organismo”.