La semana del 15 al 22 de diciembre, con temperaturas altísimas, vientos desecantes y acumulados pluviométricos en diciembre paupérrimos (no superan los 20 mm en gran parte de la región) pusieron a la producción maicera en alerta amarilla y en una angustiosa espera de lluvias para la semana entrante.
Hacia el noroeste de la región núcleo pampeana, donde los milímetros de la última lluvia (22/12) fueron más alentadores, y los maíces fueron sembrados más tarde, la situación es mejor, indicó hoy el informe del GEA de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Desde el jueves 22 de diciembre se desarrollaron precipitaciones débiles y aisladas sobre la región núcleo. Los acumulados varían significativamente presentando un acumulado semanal superior a los 20 mm concentrado en la franja este de Santa Fe. El registro más importante lo encontramos en Irigoyen (Santa Fe), con un acumulado semanal de 32,4 mm. El resto de la región recibió lluvias, pero inferiores a los 5 mm, lo que sigue agravando el déficit hídrico en toda la región. Sólo atenuó la mayor demanda atmosférica la menor temperatura, sensiblemente inferior en este período frente al anterior.
En general, el cultivo de maíz está en condición buena a crítica. Se encuentra en fase de floración, con muchos lotes ya en llenado, y exhibe un agravamiento en los síntomas de estrés hídrico. ¿Cuáles son? Fallas de polinización, pérdida de hojas basales, pérdidas de hojas que están a la altura de la espiga y por encima también, lotes que no han formado espiga, e, inclusive, llama la atención que lotes que iban a silaje no formaron el volumen necesario para justificar su picado. Los lotes más perjudicados son los sembrados a principios de setiembre.
Las zonas más complicadas son las que tuvieron menos lluvias en noviembre y quedaron marginadas de las precipitaciones del 22 de diciembre, como es el caso del sur santafesino y norte bonaerense. Caso típico de esto último es el de General Pinto, donde la situación es de máxima gravedad. Muchos cuadros ya se están picando para forraje por no haber formado espigas, principalmente en los sembrados durante septiembre y principios de octubre. Lo mismo sucede en zonas costeras del noreste bonaerense. Lo sembrado más tarde tiene chance de mejorar pero son imprescindibles lluvias significativas en menos de diez días.
La soja está alcanzando el estadío donde se empiezan a ver las vainas. En general, los lotes no han alcanzado a cerrar el entresurco y está comenzando a controlarse bolillera y arañuela. En los lotes de suelos más complicados y en los sembrados más tarde, se empiezan a observar manchones, rodeos de sequía y pérdidas de plantas. En general, está resistiendo las condiciones adversas de clima, por lo que podría calificarse a la soja en condiciones buenas a regulares. De todas maneras, ya el rinde potencial verificaría un deterioro respecto de lo previsto.
Resulta muy grave la falta de posibilidad para completar las siembras de soja de segunda. En el sur de la provincia de Santa Fe y en varias zonas del norte bonaerense está faltando incluso hasta el 60 y el 70% de las siembras, a las que se suman muchas hectáreas sembradas con pronósticos de lluvias que fallaron y que no se han establecido y deberán resembrarse.