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Trigo: aplicación secuencial o única de nitrógeno

Si bien los suelos de la región centro – oeste de la provincia de Buenos Aires presentan habitualmente una alta tasa de mineralización de nutrientes a partir de la materia orgánica, esta liberación, normalmente no alcanza para obtener los rendimientos de trigo que los demás factores ambientales ofrecen al cultivo (luz, agua, temperatura, etc). En consecuencia es muy deseable programar una fertilización nitrogenada en el cultivo para que este alcance mejores rendimientos.

Sobre el nitrógeno y sobre la posibilidad que tiene el cultivo de absorberlo influyen muchos factores. Esto hace que sea más difícil poder generalizar una recomendación al respecto. Algunos de ellos juegan para que la planta pueda obtener una abundante cantidad de nitrógeno son: tipo de suelo, disponibilidad inicial de nitrógeno, contenido de agua inicial del suelo, cantidad y momento de ocurrencia de precipitaciones, ciclo del material sembrado, temperaturas durante el ciclo del cultivo, etc. Como apreciamos, son muchas las variantes que tiene el sistema que pueden inclinar la balanza para un lado u otro.

Habitualmente la disponibilidad temprana de nitrógeno se traduce en mejores rendimientos. Su aplicación en etapas tardías puede mejorar la cantidad y calidad de las proteínas en grano. Esto depende tanto de la cantidad de nitrógeno acumulado, como de la eficiencia en su partición hacia el grano, lo que puede diferir entre distintos genotipos.

Por otro lado, dividir la fertilización nitrogenada conlleva algunas dificultades tales como: mayores costos de aplicación, pisado del cultivo, inseguridad en que el nutriente llegue en tiempo y forma a la solución del suelo, falta de tiempo por parte del productor al coincidir esta tarea con la siembra de los cultivos de verano, etc.

A los efectos de poder evaluar qué es lo que puede ocurrir y siendo conscientes que la información generada puede variar de año en año, la Agencia INTA 9 de Julio realizó durante la campaña 2016/17 una experiencia, en la cual el nitrógeno fue aplicado al trigo de diferentes maneras.

El suelo disponía previo a la siembra hasta 60 cm de profundidad de 44 kg/ha de nitrógeno. La siembra se realizó en forma directa el 6 de julio con la variedad DM Algarrobo, empleándose una densidad de 200 granos/m2.

Conjuntamente con la siembra se realizó la aplicación en la banda de siembra de 115 kg/ha de fosfato monámonico y posteriormente a la siembra, se aplicó al voleo 50 kg/ha de sulfato de calcio. Los tratamientos ensayados fueron los siguientes:

1.- Testigo de nitrógeno

2.- 100 % del nitrógeno aplicado al voleo antes de la emergencia

3.- 50 % del nitrógeno aplicado al voleo antes de la emergencia y 50 % de nitrógeno aplicado en macollaje

4.- 33,3% de la dosis de nitrógeno aplicada antes de la emergencia, 33,3% aplicada al macollaje y el otro 33,3% aplicada en hoja bandera expandida.

En todos los casos el ajuste de nitrógeno se realizó con la ecuación 150 – X. Donde X es igual al nitrógeno disponible en el suelo hasta los 60 cm de profundidad, más el nitrógeno aportado por el fertilizante de base.

La experiencia contó con un diseño en bloques al azar con cuatro repeticiones. El cultivo fue mantenido libre de malezas, plagas insectiles y enfermedades. La cosecha se realizó en forma mecánica. El grano cosechado fue pesado, tomada su humedad y expresado su rendimiento a humedad de recibo. De cada unidad experimental se tomó una muestra a la cual se le determinó el contenido de proteína, gluten y peso hectolítrico.

El nitrógeno adicionado fue en forma de urea y las aplicaciones se realizaron el 24 de junio (previo a la emergencia del cultivo); 16 de agosto, a los tratamientos que respondían a una aplicación en macollaje y el 21 de octubre al tratamiento que adicionó nitrógeno en hoja bandera expandida.

Resultados obtenidos

Las condiciones ambientales durante la campaña 2016 fueron muy adecuadas para el trigo. La napa freática se ubicó durante todo el ciclo del cultivo a no más de 1,5 m, lo cual proveyó adecuada humedad para un buen desarrollo del mismo. Las lluvias durante el ciclo del cultivo fueron adecuadas, registrándose en el mes de octubre (más de 200 mm), en tanto que durante setiembre precipitaron 60 mm y en noviembre 70 mm.

Los rendimientos obtenidos por los distintos tratamientos se muestran en el Cuadro 1.

El cuadro 1 muestra los buenos rendimientos obtenidos. Obsérvese que el testigo, el cual solamente dispuso de lo que tenía el suelo antes de la siembra (44 kg/ha de nitrógeno), más lo aplicado con el fertilizante de base (15 kg/ha de nitrógeno), alcanzó un rendimiento cercano a las 5 toneladas/ha.

Considerando solo la producción de grano y con eficiencias de aprovechamiento de nitrógeno en todos los casos de 60 %, el suelo durante el ciclo del cultivo tuvo una mineralización neta que proveyó un total de 74 kg/ha de nitrógeno.

Las lluvias pudieron haber jugado en forma diferencial con los tratamientos aplicados. Para la primera aplicación realizada el 24 de junio, la lluvia más cercana se dio 3 días después de la aplicación (27 de junio), con 26 mm. Seguramente esta precipitación permitió una incorporación rápida del fertilizante. La aplicación de macollaje (16 de agosto), coincidió con un período de en el cual no se produjeron precipitaciones.

Entre la aplicación del fertilizante y la próxima lluvia transcurrieron 27 días, recibiendo 48 mm. Si bien el tiempo transcurrido es muy grande, es posible que el cultivo no haya sufrido, dado que contaba con una dotación inicial importante de nitrógeno (disponible al inicio del cultivo, lo aplicado a la siembra y lo mineralizado hasta ese momento). El rendimiento obtenido 246 kg/ha superior al tratamiento que proveyó todo el nitrógeno a la siembra indicarían esto.

Por último para la aplicación realizada en hoja bandera (21 de octubre), ocurrió lo contrario. Octubre fue muy lluvioso, registrando hasta antes de la aplicación 7 lluvias, las cuales totalizaron 182 mm, posterior a la aplicación se produjo una nueva lluvia a los 4 días, con un total de 28 mm. Esto aseguró también una rápida incorporación del fertilizante, sobre todo en una época en la cual la temperatura ambiente podría acelerar la perdida de este nutriente por volatilización. El rendimiento de trigo siguió evolucionando positivamente por haber dividida la aplicación de nitrógeno en 3 partes, en este caso, si se compara con el tratamiento que dividió la adición en dos partes, el primero lo superó en rendimiento por casi 300 kg/ha.

El peso hectolítrico fue muy bueno, todos los tratamientos estuvieron por encima de 81 kg/hl.

Respecto al contenido de proteína y gluten también se establecieron diferencias entre los tratamientos como se muestra en el cuadro 2.

Es interesante visualizar que los tratamientos que dividieron la fertilización, no solamente lograron aumentar el rendimiento físico, sino también el contenido de proteína. Posiblemente el tratamiento que dividió en tres fracciones, el cual era esperar un incremento mayor en el contenido proteico, haya tenido algo de lavado del nitrógeno aplicado, el cual si bien alcanzó para obtener un excelente rendimiento, no alcanzó para mantener el nivel proteico que tuvo el tratamiento que dividió la aplicación en dos secuencias.

Análisis económico

A los efectos de visualizar el resultado económico parcial de la práctica se realizó un pequeño cálculo con los siguientes valores:

Costo de aplicación al voleo de fertilizante: 19,3 u$s/ha

Costo de la urea: 480 u$/t

Valor del trigo: 161,3 u$s/t

En el cuadro 3 se presentan los datos económicos concernientes a la aplicación del fertilizante nitrogenado.

Cuadro 3: Análisis económico parcial por aplicación de fertilizante

A los márgenes adicionales del cuadro 3 se debería descontar a cada uno de ellos el equivalente a 198 kg/ha de urea, que fue lo aplicado, esto representa 95 u$/ha. En consecuencia los márgenes parciales respecto al testigo por la fertilización nitrogenada quedaría en 26,2; 46,6 y 75,3 u$s/ha para los tratamientos 2 – 3 y 4, respectivamente.

A los márgenes se le debería descontar o adicionar el efecto que ocasionaría el contenido de proteína en los granos. El tratamiento 4 se ubica en la base comercial, en tanto que el tratamiento 3, es el único que bonificaría, ya que logra 0,5 % de proteína por encima de la base comercial. Por otro lado, los tratamientos 1 y 2 están más de 1 % por debajo de la base comercial (11 %), lo cual le significaría un descuento de más del 2 %.

Es posible también que en el tratamiento 4, no se vea reflejado la pisada extra que realizaría el aplicador sobre el cultivo, al transitar en un estado fenológico en el cual el trigo no tiene posibilidades de recuperación.

Se aclara nuevamente que los datos obtenidos corresponden a una sola campaña y como se mencionó, esta técnica está influenciada por múltiples factores, por lo cual la aplicación de la misma puede sufrir variación de año en año y de ambiente en ambiente.

Fuente: Estación Experimental Agropecuaria Pergamino „Ing. Agr. Walter Kugler, PRET Agrícola Ganadero del Centro AER 9 de Julio | Por: Ing. Agr. Luis Ventimiglia Lic. Lisandro Torrens Baudrix

Agradecimiento: Los autores agradecen a la familia Del Fabro Hnos y al Ing. Agr. Luis Agratti, por la colaboración recibida en la realización de esta experiencia.

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