Según un informe difundido esta semana por el INTA Pergamino, en las próximas semanas, con el aumento de la temperatura, se incrementarán la poblaciones de plagas en los cultivos de maíz y de sorgo.
La “cogollera” (S. frugiperda), por ejemplo, puede afectar a los maíces convencionales y a los materiales Bt, con la excepción de aquellos con resistencia específica contra cogollera, y el período de impacto en el núcleo pampeano abarca desde noviembre a febrero.
Para su control, la oportunidad del tratamiento químico resulta crucial. El tratamiento será oportuno si se detecta el estado de “ventanita” (roído inicial en hoja), que sólo se logrará con un seguimiento semanal de los lotes.
En ese estado de ventanita, cuando el problema de cogollera se pone en evidencia por estos ligeros daños, sin impactar todavía en la producción, cualquiera sea el porcentaje de plantas afectadas, las pequeñas isocas estarán expuestas y por lo tanto serán seguramente alcanzadas por las gotas de un caldo de aplicación. Además, en este estado también es posible lograr alta eficiencia de control mediante el uso de la mayoría de los grupos insecticidas existentes en el mercado.
Con el “barrenador del tallo” (D. saccharalis) pasa algo muy similar en cuanto a la exigencia de controles oportunos en los lotes en que la plaga se presente. En este caso, el seguimiento semanal de lotes es fundamental para la detección de la presencia de posturas de Diatraea.
Según el informe del INTA, el seguimiento de parcelas de maíz, con el objeto de monitorear la aparición de sus plagas, debería ser una herramienta fundamental, un insumo tecnológico básico para el manejo y toma de decisiones sobre los principales insectos limitantes de la producción.
La pérdida de producción por falta de un monitoreo adecuado de plagas y por la grave deficiencia en la oportunidad de los tratamientos para su control, en los casos en que éstos se hagan, ocurre con casi todas las plagas y en los distintos cultivos.
Pero la implicancia del no monitoreo, y su consecuente falta de oportunidad de las aplicaciones de insecticidas, tiene una importancia crucial sobre la eficiencia de control de las plagas del maíz, aún mucho más que en soja, y ello es debido a las características bioecológicas especiales de sus principales plagas.
Con la misma estrategia basada en el monitoreo -advierte la entidad técnica-, se debería enfrentar a otras plagas de creciente importancia en los últimos años, como son la “isoca de la espiga” (Helicoverpa zea), la especie de chinche conocida como “chinche de los cuernos” (Dichelops furcatus) y los “trips” como plagas emergentes en el cultivo de maíz y sorgo. La tucura es otro enemigo de los cultivos de verano que ya dijo presente en los últimos días en algunos lotes.
Habrá que estar atentos y dejar la siesta para otro momento.