En el cultivo de trigo es importante tener en cuenta desde el inicio algunos aspectos de manejo, entre ellos: siembra (semilla y densidad), fertilización, manejo de malezas, enfermedades e insectos y cosecha. Según la forma en que se realicen estas prácticas influyen notablemente sobre la instalación, crecimiento y desarrollo de las malezas.
Así, durante el ciclo del cultivo, se desarrollan un gran número de especies como: mastuerzo, caapiquí, quínoa, lamium, nabo, enredadera, sanguinaria, bowlesia, gamochaeta y rama negra entre las más importantes. De no ser manejadas adecuadamente, influirán en el crecimiento y desarrollo del cultivo disminuyendo el rinde final y afectando la implantación y desarrollo del cultivo posterior por su difícil control en estado adulto. Es por ello que es importante considerar algunos aspectos a tener en cuenta sobre el manejo de las malezas para llegar a un adecuado final del ciclo.
Para reducir el impacto e influencia de las malezas sobre el cultivo, es importante considerar:
1. Buen control de las especies en el barbecho previo con herbicidas sistémico-residual, o bien en POE del cultivo con herbicidas selectivos;
2. Adecuada implantación del cultivo dada por una buena semilla y correcta densidad y distribución de siembra. Este ítem es fundamental por la competencia posterior que realiza el cultivo con la maleza;
3. Variedades de ciclo largo, macolladoras, con estructuras de plantas que produzcan una alta masa foliar permitiendo una gran cobertura sobre la superficie del suelo;
4. Adecuada fertilización y protección del cultivo, que otorgue gran capacidad competitiva al cultivo frente a las malezas.
El trigo es una gramínea que se caracteriza por competir notablemente con las diferentes especies de malezas, principalmente entre ellas algunas latifoliadas tolerante como rama negra, quinoa, lamium, etc.
La capacidad de este cultivo en reducir los nacimientos de individuos de rama negra radica en la competencia por recursos (luz, agua y nutrientes), y principalmente por el sombreado generado por el cultivo durante su desarrollo y el volumen de rastrojo aportado post-cosecha.
Las especies de rama negra (Conyza spp.) no compiten bien bajo condiciones de alta densidad del cultivo (de aquí la importancia de lograr una correcta instalación en densidad y distribución). A su vez, dado que las semillas de este género son fotoblásticas (necesitan luz para germinar), el cultivo durante su desarrollo y la cobertura aportada por el mismo generan intercepción de radiación solar (sombreado), disminuyendo el establecimiento de individuos.
Dentro de las gramíneas de ciclo invernal es importante también comentar la influencia que tienen los cultivos de cobertura dado que al igual que el trigo compiten de la misma manera según la masa foliar que desarrollen sobre la superficie. Así, en ensayos en la EEA Pergamino se pudo observar la menor presencia de ciertas especies respecto al testigo como rama negra, mastuerzo, sanguinaria, gamochaeta, verónica y lamium.
En los diferentes casos, estas especies disminuyen notablemente según el tipo de cultivo utilizado en la cobertura siendo su influencia de mayor a menor: triticale, centeno, avena y trigo, entre otros.
De esto surge como reflexión que tanto las diferentes gramíneas utilizadas durante el ciclo otoño-invierno-primaveral como cultivo de cobertura o el trigo en sí, como cultivo propiamente dicho, compiten notablemente con las malezas permitiendo disminuir la influencia de estas durante el ciclo del mismo, facilitando además una adecuada implantación y desarrollo del cultivo posterior.
A su vez, la incorporación del cultivo de trigo en la rotación, disminuye la cantidad de herbicida utilizado y con ello se contribuye a un manejo más racional y sustentable de las malezas en el sistema productivo.
Por Ing. Agr. Juan Carlos Ponsa – INTA Pergamino