La expansión de la siembra directa durante los últimos 15 años en Argentina estuvo relacionada al cultivo de soja resistente a glifosato y a la utilización de este herbicida como herramienta clave para el control de malezas (Papa y Randazzo, 2007). Los sistemas de labranza y la aplicación de herbicidas en los cultivos pueden provocar cambios cualitativos y cuantitativos en la comunidad de las malezas (Tuesca et al., 2001; Puricelli y Tuesca, 2005; Tuesca y Puricelli, 2007).