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Malezas en el cultivo de girasol: estrategias de manejo y control

Altas temperaturas estivales, acompañadas de elevadas tasas de evaporación condicionan el rendimiento de los cultivos. El girasol es moderadamente tolerante al estrés hídrico, conferido por un sistema radicular bien desarrollado; sumado a ello presenta resistencia a un estrés temporal. Estas ventajas comparativas que posee el girasol frente otros cultivos estivales brindan estabilidad a la producción agrícola en las regiones semiáridas y sub-húmedas.

Por otra parte, uno de los principios básicos respecto al manejo de las malezas es la rotación de cultivos. Ciertas malezas tienden a asociarse con determinados cultivos, si el mismo cultivo se repite continuamente durante varios años, estas malezas pueden alcanzar altas poblaciones. El cambio a un cultivo diferente interrumpe este ciclo, y cambia la presión de selección por determinadas especies.

La rotación de cultivos brinda la posibilidad de realizar diferentes manejos de las malezas años tras años, ya sea por fecha de siembra, habilidad competitiva de los cultivos, fecha de cosecha, etc. sino también la posibilidad de rotar modos de acción de los herbicidas. El girasol tiene registrado para su uso una diversidad importante de modos de acción para el manejo de malezas. Esto reduce la presión de selección y aparición de biotipo resistentes.

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