Un equipo de investigadores del Grupo Caña de Azúcar del INTA Famaillá –Tucumán– logró secuenciar el genoma de Acidovorax avenae, bacteria que causa la enfermedad conocida como estría roja. Esta afección provoca pérdidas de hasta el 30 % de los tallos de la caña y afecta la calidad de los jugos.
Paola Fontana, integrante de ese equipo de investigación, señaló que este avance permitirá “diseñar estrategias para el manejo de esta enfermedad, que llega a causar pérdidas de hasta 30 % en tallos molibles”.
Conocida con el nombre de “polvillo”, esta fitobacteria afecta –en los departamentos de Burruyacú y Cruz Alta, en el noreste de la provincia– a una de las principales variedades cultivadas en Tucumán como TucCP 77-42a.
Estimaciones del grupo caña de azúcar del INTA determinaron que la incidencia en los tallos molibles de la planta “se traduce en la disminución del rendimiento de unos 1.500 kilogramos de azúcar por hectárea”, expresó Fontana y agregó: “La merma en los rindes depende de las condiciones del cultivos y de manejo”.
El trabajo, que consistió en la secuenciación del genoma de Acidovorax avenae, permite profundizar el conocimiento sobre esta bacteria que también afecta –aunque no de manera significativa en el país– otros cultivos de interés económico como arroz, maíz y avena, entre otros.
Esta investigación “permite explorar las diferentes vías metabólicas de este microrganismo para diseñar estrategias de manejo regional de esta enfermedad pero, además, incluye la búsqueda de variedades que muestren capacidad de combatir los mecanismos virulentos de la bacteria”, explicó Fontana.
Roberto Sopena, jefe del Grupo Caña de Azúcar del INTA, destacó la importancia de este desarrollo, debido a que “la estría roja se puede considerar como la segunda enfermedad de mayor importancia en el cultivo de caña de azúcar en nuestro país”.
Después de la fuerte incidencia que “se expresó desde el año 2002 hasta la fecha, la enfermedad reportó distintos grados de severidad según los años, las zonas productoras y las variedades afectadas”, indicó Sopena quien aseguró que “en Salta y Jujuy los ataques de estría roja son mayores”.
De acuerdo con Sopena, “los cambios en algunas pautas de manejo como la rotación con soja en lotes antecesores a la renovación de los cañaverales y la cosecha en verde, con una mayor disposición en el campo de residuos agrícola de cosecha, generan cambios en las condiciones predisponentes que pueden favorecer el incremento del inoculo inicial de la bacteria”.
Los programas de mejoramiento genético en el país “le asignan a la estría roja un mayor nivel de importancia ante el cambio relativo de preponderancia de esta enfermedad respecto de otras”, expresó Sopena para quien, actualmente, se valora “con más atención el grado de resistencia de los clones promisorios, en especial en las etapas finales del programa y en distintos ambientes agroecológicos”.
Durante las campañas 2008-2009 y 2013-2014, se registraron elevados valores de incidencia y disminución potencial en el rendimiento cultural por pérdidas de tallos.
Según los especialistas, la última campaña presentó la particularidad de elevada incidencia en áreas de baja infestación, como pedemonte, y en variedades tolerantes que habían mostrado buen comportamiento hasta ese momento.
La secuenciación del genoma “brinda información para profundizar el conocimiento respecto de la presencia de genes relacionados con el mecanismo de patogenicidad de la bacteria, resistencia en el ambiente”, indicó Fontana que, junto con Sergio Salazar y Cecilia Fontana –ambos del INTA Famaillá–, Graciela Vignolo –Cerela, CONICET–, y Pier Sandro Cocconcelli –Università Cattolica del Sacro Cuore, Italia–, obtuvieron la información genética completa de la bacteria mediante técnicas de secuenciación de última generación denominadas NGS (Next Generation Sequencing).
CONSECUENCIAS DE LA ESTRÍA ROJA
Reportada por primera vez en 1922 en Hawai, también afecta “a materiales en etapas de selección de los diferentes programas de mejoramiento que se desarrollan en la región, lo que obliga a eliminar clones promisorios”, indicó Fontana.
Los síntomas pueden manifestarse en las hojas, donde aparecen estrías acuosas que gradualmente toman la coloración rojiza. En las lesiones nuevas es común observar exudados de la bacteria y, durante los períodos de humedad y calor, ya en la superficie, las bacterias se dispersan fácilmente por lluvias y vientos.
Posteriormente –detalló Fontana–, los síntomas se extienden hacia el meristema apical, responsable del crecimiento de la planta, que se vuelve húmedo como consecuencia de la muerte de los tejidos y causa la podredumbre del brote. “En este estadio, se produce la muerte del tallo o brote guía, el crecimiento se detiene y la planta muere”, explicó Fontana.
Asimismo, si las condiciones son favorables la podredumbre del brote se extiende por todo el tallo y presenta grietas por donde escurre líquido de olor intenso. De hecho, “en cañaverales afectados, ese olor es característico y perceptible a varios metros de distancia”, caracterizó Fontana.
INTA