De acuerdo a los pronósticos, la campaña de cultivos de verano que se avecina contará con abundantes lluvias. En ese marco, y en un año difícil económicamente para los agricultores, ajustar el manejo agronómico a las condiciones ambientales será aún más importante que de costumbre.
Por eso, Clarín Rural consultó a especialistas de distintos rubros, que aportan sus consejos estratégicos para lograrlo.
“Lo primero que tiene que tener en claro el productor es que la maleza hoy modifica el costo productivo; por lo tanto, hay que contemplarla en el sistema de toma de decisión”, subrayó el Ing. Agr. Luis Lanfranconi investigador de INTA y docente de la Universidad Católica de Córdoba.
Luis Lanfranconi, del Inta: "La baja la inversión en tecnología, en lotes infestados de malezas no se va a solucionar el problema: se lo potenciará para años siguientes".
Por malos que sean los pronósticos, Lanfranconi llamó a no bajar la inversión en tecnología en los lotes con alta infestación de malezas. “Ese ahorro circunstancial puede significar un dolor de cabeza para los próximos cinco años; no sería conveniente que en un lote muy complicado con sorgo de Alepo o yuyo colorado o chloris, se piense en ahorrar plata, porque no se va a terminar de solucionar el problema y, además, lo potenciaría para los años siguientes; sería un error garrafal tratar a todos los lotes como un promedio”, explicó.
El especialista recomendó hacer el diagnóstico y tomar las decisiones lote por lote. “Hoy hay respuestas tecnológicas para algunos de los problemas que tenemos; sale mucho más caro pero hay solución. Entonces, aquellos lotes complicados hay que abordarlos con la tecnología disponible y no tratar de ahorrar plata ahí”, insistió.
Amaranthus palmeri, una de las resistentes más expandidas del país.
Si las condiciones ambientales son buenas para el desarrollo de los cultivos, este año “las plantas van a tener un buen porte y van a sombrear el suelo rápidamente; eso implica que el mismo cultivo va a ser un aliado en el control de las malezas. Entonces, hay que jugar lo más que se pueda para que se cierre el surco muy rápido y así evitar hacer aplicaciones de repaso posteriores”, indicó Lanfranconi.
Además, aconsejó arrancar con lotes limpios usando herbicidas preemergentes. “Valen el doble que los postemergentes pero terminan siendo baratos; con un buen emergente que permita que el cultivo nazca limpio y se mantenga así los primeros 45 días, si cierra el surco rápido, se convierte en competidor importante para las malezas”, afirmó el investigador.
En cuanto a fechas de siembra, recordó que las mejores en la Pampa Húmeda siempre fueron las tempranas porque presentan un mayor potencial de rendimiento, pero aclaró que si hay problemas serios de malezas, habrá que modificarlas para impactar más sobre su desarrollo.
Por caso, en Córdoba hoy predominan las fechas de siembra tardías y “para la problemática de yuyo colorado está fantástico, porque cuanto más atrasemos el cultivo y controlemos temprano, acorralamos al final de ciclo a la maleza y le ganamos”, aseguró Lanfranconi.
Las enfermedades también merecen atención. “Hay problemas económicos y políticos, con lo cual el productor está indeciso, ansioso, angustiado, y tiene que tomar decisiones para un futuro que es desconcertante para él. En este contexto, mi primer mensaje es que no se olviden de la técnica, si van a dedicarse a la producción”, advirtió el ingeniero Marcelo Carmona, especialista de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires.
Marcelo Carmona, de la Fauba: "Hay que estar alerta en maíz por el tizón, en soja por las enfermedades de fin de ciclo, en trigo por la roya negra y en cebada por ramularia
Carmona recomendó a los productores “que no se retrasen en las aplicaciones, que no bajen las dosis y que usen los productos efectivos”, y llamó a insistir en el monitoreo, por ser el único procedimiento que indica el momento preciso para actuar. “Es probable que tiendan a querer utilizar menos dosis o retrasar la aplicación del producto porque hasta último momento les cuesta tomar la decisión, pero eso finalmente les va a traer mucho más perjuicio”, advirtió.
De acuerdo a los pronósticos, el año tendrá condiciones predisponentes para enfermedades reguladas por temperaturas invernales moderadas y posteriores lluvias, incluso hasta el final de ciclo de la soja. Por eso, Carmona llamó a “estar alerta especialmente en híbridos de maíz susceptibles a tizón; en soja por la aparición de enfermedades de fin de ciclo; en trigo con la roya, especialmente la roya negra que empieza a ser un desafío importante; y en cebada con ramularia, controlando el estrés oxidativo que pudiera ocurrir”.
Las plagas también merecerán atención, en una campaña de gruesa que estará atravesada por un cambio de gobierno, lo cual genera incertidumbre respecto de las políticas agropecuarias que vendrán. Pero “la idea es decirle a los productores que no piensen en esta campaña sino en el manejo que van a hacer de acá a cinco años: hoy te piden que los ayudes a salir del paso, porque es muy difícil lograr que hagan un manejo integrado de plagas y malezas en este contexto”, lamentó Roberto Peralta, experto en Protección Vegetal de la Universidad Católica de Córdoba.
“Hoy, para muchos la política es no tener política de manejo porque los números no cierran y por la incertidumbre de no saber hacia dónde vamos”, señaló. Pero hizo una seria advertencia: “Vamos camino a tener grandes problemas de resistencia de plagas; la gente no entiende que el presente de malezas es el futuro de plagas; aunque aún no está publicado, la resistencia de plagas está, hay investigadores que ya lo han evaluado”.
Según aseguró Peralta, spodotera frugiperda, la cogollera del maíz, es resistente a algunos eventos. “En Brasil se publicó y el año pasado lo vimos en el campo, hay una diferencia terrible en el control que había al principio y el que se logra ahora”, consideró. Para el ingeniero, si las prácticas de manejo no se modifican y la tendencia continúa, de acá a dos o tres años “habrá una gran sorpresa de resistencia, lo cual es muy preocupante, porque no hay alternativas al control y en un contexto de monocultivo será muy difícil de manejar”.
Este año, si abundan las lluvias, los problemas no vendrían de la mano de las defoliadoras sino de las chinches en soja. “Eso me preocupa, porque como las chinches aparecen al final del cultivo, a veces los productores se relajan, les da la sensación de que ya está todo desarrollado y es allí cuando más daño pueden causar”, indicó Peralta
Las chinches pueden aparecer sobre el final del ciclo y causar estragos.
La toma de decisiones de manejo para la campaña de cultivos de verano pinta difícil, no solo por las condiciones particulares del año, sino por un proceso que se arrastra de larga data. “Técnicamente, el monocultivo de soja nos ha puesto muy chatos los últimos quince años, y esto se está agravando cada vez más, porque ya ni siquiera tenemos maíz: este año se ha reducido en un 50% la superficie estimada de siembra a nivel país y el trigo prácticamente no existe. Es una situación realmente muy complicada para el manejo agronómico”, finalizó Peralta.