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Ajustando el control sobre las isocas

Desde el INTA Pergamino continúan insistiendo en que producto y dosis no son suficientes parámetros para alcanzar una correcta aplicación contra isocas, y para ello nada mejor que remitirse a ejemplos (salvo lo observado en la última campaña).

En campañas anteriores el Instituto argumenta que hubo fallas totales y parciales de control frente a la isoca, y que en realidad, y a diferencia del pensamiento de muchos productores, la plaga no se ha vuelto resistente, sino que por errores en los modos y controles de aplicación, los resultados no han sido satisfactorios.

Ya sea, debido a la escasa llegada de gotas al cultivo (por evaporación), o bien por la inadecuada llegada de gotas al “blanco de aplicación” (en soja, por ej., al tercio medio e inferior del cultivo), los resultados no han sido los esperados.

 En cuando a las mencionadas fallas de control, ya sea para Anticarsia o Medidora, plaga frecuente por años en provincias como por ejemplo, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, se registraron muchísimas falencias, según lo expresó el Ing. Agr. Nicolás Iannone, del INTA Pergamino, lo que ha permitido incurrir en fallas totales de la aplicación: “En mayor medida con isocas, porque éstas, en general, fueron mucho más abundantes, y en varias campañas con altos picos de infestación. A tal punto que, en las zonas más complicadas, por culpa de tratamientos fallidos con ausencia de control, gran cantidad de lotes de soja con un rinde estimado de 30 a 50 quintales por hectárea quedaron solo con los palos”, explicó a través de su último informe de plagas.

Las fallas parciales

A diferencia de las totales, que generaron perdidas completas, las parciales son las de más abundancia según el especialista del INTA. “A nivel de región pampeana son las que,  globalmente, provocaron el mayor impacto económico, tanto en pérdida de rentabilidad para el productor, como en pérdida de divisas para el país. La causa más importante se debió a la insuficiente llegada de gotas al objetivo, por evaporación o por no impactar correctamente en el mismo”.

 Este tipo de fallas por parte del productor y/o aplicador, no han sido asimiladas en muchos casos, con la consecuente y errática conclusión frente al trabajo, ya sea de proponer un cambio de insecticida (repetida expresión: “necesito algo más fuerte”) ó de aumentar la dosis, significativamente, del producto usado.

Es por tal motivo que, según Iannone, el uso de tarjetas hidrosensibles para controlar los resultados debería ser de utilización general para despejar cualquier duda en este sentido.

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