Cargando...

Las enfermedades que vinieron… ¿Para quedarse?

Las precipitaciones en el ciclo estival fueron buenas y se reflejan en la mayoría de los lotes cosechados. Sin embargo al finalizar los ciclos de cultivos se encontró una serie de patologías que genera la siguiente pregunta: ¿Llegaron para quedarse?

La situación en soja

La enfermedad que acaparó la mayor atención en la campaña fue Roya (Phakopsora pachyrhizi) por su presencia y desarrollo. Se hizo presente en lotes de la región Centro Norte de la provincia con antelación de 30 días referido a la campaña ‘13-14 y afectó cultivos que estaban en estados reproductivos tardíos en el caso del Centro y tempranos en el caso del Norte. Sin embargo alcanzó el tiempo y el cultivo para lograr un desarrollo completo de la enfermedad, pasando de severidades menores del 1%, al momento de la primera detección, a severidades mayores del 50% en el transcurso de 21 días, lo cual, en algunos lotes causó defoliación prematura.

Además se registró una presencia considerable de Mancha Marrón (Septoria glicines) y Tizón de hoja (Cercospora kikuchii). Por su parte, la Mancha Ojo de Rana (Cercospora sojina), se dio con baja intensidad. El Mildiu (Peronospora manshurica), se presentó con intensidad media al igual que las Bacteriosis. Finalizando los estados reproductivos se evidenció también, Oidio (Microsphera diffusa), el cual se ha presentado reiteradamente al finalizar los ciclos durante los últimos tres años en la región. 

En forma general, las medidas de manejo/control que se utilizaron para Roya han contribuido a finalizar el ciclo con plantas más protegidas, donde la presencia de síntomas de EFC (enfermedades de fin de ciclo) en tallos y pecíolos es baja y se generaliza un estado sanitario muy bueno de los rastrojos. Vale recordar que gran parte de las patologías que afectan al cultivo de soja se perpetúan en el rastrojo y son portadas por las semillas, siendo el inóculo un  aporte fundamental para las próximas campañas.

La situación en maíz

El tizón del maíz (Exserohilum turcicum), marcó el final de la campaña en toda la región. En híbridos susceptibles, se observaron severidades muy altas incluso en los que son considerados medianamente tolerantes. También hay síntomas de bacteriosis en muchos lotes, en algunos con gran severidad. La presencia de roya común se relevó en todas las localidades, con un comportamiento diferente al de otras campañas, ya que incluso hasta estadios reproductivos tardíos, se pudo monitorear la presencia de pústulas activas con severidad media a elevada. La roya común, queda claro, ya no es una enfermedad importante sólo para los maíces de primera. 

Por otro lado a partir del mes de marzo se visualizó presencia de pústulas de roya con una disposición agrupada, los estudios para la identificación corroboraron a Puccinia polysora como el agente de la sintomatología. La evolución de la enfermedad fue muy rápida llegando a severidades mayores al 50% del área foliar afectada.

También se registró el ataque de Cercosporiosis o Mancha gris, (Cercospora zeae-maydis) con diferentes niveles de incidencias y severidades bajas a medias; lo mismo que ocurriera con mancha blanca causada por Phaeosphaeria maydis. 

En estados reproductivos avanzados del maíz se registran, en todas las zonas, muertes prematuras de plantas. No hay acciones curativas para este síndrome, por lo que convendrá prestar la atención necesaria para identificar casos más severos, y luego realizar diferentes manejos a la hora de la cosecha y en las próximas campañas. Además se registra el complejo de PRT (podredumbre de raíces y tallo) y podredumbres de espiga.

¿Llegaron para quedarse?

Es la pregunta a contestar en las próximas campañas, por el momento parece ser muy fuerte la “tropicalización” de la región, por la presencia de estas enfermedades. No es la primera observación que se hace de la aparición de Roya Polisora, Cercosporiosis y Mancha blanca en maíz. Todas estas patologías ya se venían registrando en campañas anteriores con muy baja incidencia y severidad, pero la creciente manifestación y el incremento registrado de lotes llevan a pensar en una instalación, quizá definitiva, en nuestra región. 

El desafío será la detección temprana y ajustar las medidas de manejo que correspondan para su mejor control y la sustentabilidad del sistema productivo.

Compartir: