La siembra de la cosecha gruesa está por comenzar y los productores buscan eficientizar la producción para aumentar los rindes.
En este sentido, la fitopatóloga Margarita Sillón, de la Universidad del Litoral, explicó que hay que tomar conciencia de que las enfermedades en el maíz ya que son una limitante importante para el aumento de los rendimientos.
Dentro del manejo de las enfermedades fúngicas, detalló Sillón, hay dos aspectos importantes.
“Los maíces de primera suelen tener como enfermedad principal la roya del maíz, una enfermedad que normalmente aparece antes de floración”. Y el otro aspecto, es lo que llaman las enfermedades de fin de ciclo.
“En las zonas más cálidas, como el norte de Santa Fe, Santiago del Estero y sur de Chaco, solemos tener este problema, que son básicamente los tizones foliares, la antracnosis y pequeñas manchas foliares”, señaló. Ante estos problemas, Sillón remarcó que los productores tienen que monitorear los lotes desde V6. “En el maíz, no podemos aplicar tarde los fungicidas. La ventana de aplicación en el cultivo de maíz va desde los estados vegetativos hasta emergencia de estigmas, como lo conocemos R1. Esto es importante para tenerlo en cuenta”, indicó.
Sillón especificó que “si uno ve una o dos lesiones de tizones y a la semana ve 3 lesiones de tizones, y el cultivo está en floración, vale al pena tomar la decisión de aplicar el fungicida”.
Además subrayó que estas enfermedades tienen la característica de desarrollarse y persistir en los rastrojos, por lo tanto, de un año al otro están seguros en los campos.
Sillón recomendó a los productores que los tratamientos fúngicos sean mezclas de triazoles y estrobirulinas, por el mayor periodo de protección que tienen estas últimas. “Para tener un buen paraguas que nos permita controlar la roya y a su vez, enfermedades de fin de ciclo, este tipo de fungicidas nos da una buena cobertura”, informó.
Por esta razón, la fitopatóloga no recomienda fungicidas de corto alcance, que tengan una persistencia de 7 a 10 días.
“Esto no tendría sentido, es preferible proteger al cultivo, generar una barrera entre el patógeno y el hospedante, haciendo una prevención”, afirmó.
Como ventaja, Sillón señaló que los productores cuentan con la característica de cada híbrido “Antes de sembrar, se sabe que híbrido está cultivando, como si es más susceptible a las podredumbres de raíz y tallo o tiene otra característica. Es una información valiosa que hay que usarla a nuestro favor”, agregó.
Sillón explicó que si las enfermedades no son bien tratadas, las pérdidas pueden llegar en algunos casos al 10%.
“En algunos casos, los maíces que no se pueden cosechar enseguida, quedan en pie y tienen problemas de podredumbre de raíz y tallo, llegando a que las pérdidas sean del 25%", señaló.
Por último, Sillón hizo referencia al trabajo por microambientes: “Hay patógenos que requieren temperaturas menores y más lluvias, y otros que requieren temperaturas más altas, por lo que no es lo mismo la enfermedad principal en un ambiente húmedo que en un ambiente seco”.
Por este motivo, la fitopatóloga indicó que “el productor puede anticiparse a cada enfermedad"